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Nintendo, reina del reciclaje

Las ideas recicladas de Nintendo a lo largo de su historia.

Nintendo y los DLC

Se podría decir que Nintendo también inventó los DLC. El Nintendo Disk Drive 64 fue un lector de discos magnéticos que salió para Nintendo 64, más familiarmente llamado como el 64DD. El 1 de diciembre de 1999 salió el aparato en cuestión en Japón, y allí se quedó, ya que las ventas no aguantaron el invento.

El 64DD podía hacer las veces de disco duro y permitía usar discos magnéticos con la ventaja añadida de poder sobreescribir datos. Además, este aparato incluía también un módem para conectarse a internet (volvemos al apartado anterior, ¿podría ser que Nintendo era tan reticente al online porque dos productos suyos que lo incluían no funcionaron bien?). Los jugadores podían escribirse correos electrónicos, jugar online, chatear y leer noticias.

El sistema se promocionó sobre todo con las posibilidades que podría abrir para un título como F-Zero X. Nuevos circuitos, un garaje mejorado, nuevas naves, juego online… Todo se podía descargar y grabar en el disco magnético, llévalo a casa de un amigo y allí compartir naves, e incluso jugar online.

Nintendo, reina del reciclaje

Otro de los juegos más famosos de este sistema fue el Ura Zelda, que acabaría llegando a nosotros en la Edición Especial de The Wind Waker como The Legend of Zelda: Master Quest. Era lo que hoy en día llamaríamos un DLC: la posibilidad de jugar a la misma historia que el Ocarina of Time, pero con todas las mazmorras cambiadas.

Aparte, el 64DD iba a tener juegos exclusivos propios, como Banjo Kazooi 2 (que luego fue Banjo Tooie) y Kirby 64, pero el poco éxito del periférico fue su sentencia de muerte. Nunca llegó a salir de Japón. Pero nos quedamos con la posibilidad de expandir juegos que ya se habían comercializado con nuevos contenidos y con la posibilidad de arreglar errores en el desarrollo: el nacimiento de los DLC y los parches en el mundo de las consolas.

Nintendo y la Realidad Aumentada

La Realidad Aumentada, que ha proliferado gracias a la inclusión de las cámaras en los dispositivos portátiles, ya estaba en la mente de Nintendo hace quince años. En 1998 sacaba al mercado un curioso artilugio llamado Game Boy Camera, para la Game Boy, la tocha, la gordita de colores verdes. Este aparato permitía hacer fotos con la portátil y luego imprimirlas en papel magnético gracias a una impresora que se podía conseguir aparte.

Nintendo, reina del reciclaje

La gracia era que con las fotos, el jugador podía dejarse llevar por el arte y acceder a un pequeño editor en el que dibujar encima de ellas y escribir mensajes. No sólo eso, sino que se podía coger a una persona y hacer que protagonizara un juego de malabares basado en el juego de Game & Watch llamado Ball, o como DJ pinchando en una discoteca. Se comercializó en todo el mundo y tuvo un éxito relativo, pero era demasiado pronto para fundir la realidad con la ficción. El siguiente paso en este apartado lo hizo SEGA con su Dreameye para Dreamcast y luego ya Sony, con su Eye Toy Camera para PS2. Los smartphones y las consolas con cámara han popularizado estas aplicaciones teniendo su máximo exponente en la franquicia Invizimals y en Kinect.