Wiimote, el mando revolucionario
10 años de Wii
Ante el problema de una obsolescencia que se acercaba peligrosamente, Nintendo puso a la venta en 2009 el primer añadido al mando que ampliaba enormemente sus posibilidades: el WiiMotion Plus. Dicho aparato conectado a la parte inferior otorgaba al mando un giroscopio que ayudaba a calcular con una precisión milimétrica todos y cada uno de los movimientos. Se hizo factible por primera vez la transmisión 1:1 y los juegos preparados para el dispositivo se volvían más fieles a nuestros movimientos.
Lo primero que podríamos pensar es que Nintendo se lo guardó bajo la manga, pero eso no sería del todo cierto. La posibilidad ya existió y la comentamos en nuestro especial sobre el mando. Sin embargo, y tal como se dijo en un Iwata Pregunta, además de caros, consumían demasiado y hubo que esperar a la miniaturización de dichos chips para la implementación de un dispositivo de estas características que, con el tiempo y el avance de la tecnología hizo factible la creación de una generación nueva de mandos, con WiiMotion+ Inside, que volvían a ofrecer el mando de siempre, pero con la tecnología del giroscopio dentro.
El legado
Si lo pensamos fríamente, el Wiimote fue el mando de la novedad. Sin duda, su popularidad fue absoluta y marcó un antes y un después en la historia de la gran N. Pero, ¿qué pasó en realidad con el resto? ¿Se marcó realmente la revolución que buscaba Nintendo? ¿Algo cambió en la industria?
Tal vez. Lo cierto es que si bien de forma superficial los mandos tradicionales continuaron persistiendo, en el fondo el Wiimote dio pie a muchos proyectos arriesgados: Microsoft no tardó mucho en probar suerte con Kinect (con dudosos resultados) y Sony se arriesgó de dos formas, primero con su mando SIXAXIS y más tarde con MOVE y Playstation Camera. Cierto es que nada de eso llegó demasiado lejos y sus creadores dieron carpetazo tras ver que la marea ‘casual’ no iba con ellos. Nintendo también dio un paso al frente en ese sentido. WiiU no siguió con la idea de Wiimote (si bien es compatible, no tiene nada que ver) y en vez de evolucionar directamente pegó un golpe de timón que desgraciadamente no le ha ido tan bien.
¿Cambió algo, entonces? Sí. Wiimote pasará a la historia como el mando que abrió la puerta a un sinfín de ideas concebidas con la intención de llevar la interacción del usuario un paso más allá. Actualmente esa puerta ha sido cruzada por la realidad virtual, un proyecto que llevaba años en barbecho pero no ha sido hasta la llegada del Wiimote que ha recibido un empujón por parte de muchos visionarios que han visto en el mercado de los videojuegos la posibilidad de llevar el control un paso más allá. Los problemas seguirán ahí, pero es cuestión de generaciones que poco a poco los mandos tradicionales queden relegados a un segundo plano y la interacción por movimiento se quede para siempre, igual que la inclusión del motor de vibración o los joysticks. Al fin y al cabo se puede decir que sí, el Wiimote fue el mando más extraño que hubo, pero también el más simple y el más revolucionario y permanecerá en la memoria de muchos como la llave que ha dejado abierta la posibilidad de que, en un tiempo, todos estemos dentro del videojuego y se convierta en una segunda realidad más. ¿Tal vez en unos años? Quién sabe.