Samurai Warriors 3
Koei y sus guerreros no nos quieren dejar huérfanos de beat'em up.
Samurai Warriors 3 - Análisis
Samurai Warriors 3 vuelve a ofrecer sus clásicos modos de juego Historia y Libre que podrán ser jugados de forma individual o acompañados por un amigo a pantalla partida. Siendo el primero de los dos modos el encargado de desarrollar las historias de treinta de los personajes, a lo largo de cinco capítulos para cada uno, en los diversos campos de batalla. Amenizadas, en algunas ocasiones, con diversas escenas introductorias de vídeo o salteadas en determinados momentos puntuales del combate, que darán pie a poder profundizar un poco más en los personajes y las relaciones que los unen a los demás. Por su parte, el modo Libre ofrece la oportunidad de volver a vivir la casi treintena de capítulos del modo Historia, pero con el personaje que uno elija, estando ahora sí disponibles la totalidad del plantel, siempre y cuando previamente se hayan desbloqueado.
Tanto en el modo Histórico como en el Castillo Murasame, se da la opción al jugador de poder crearse su propio guerrero y participar con él, siendo de obligado cumplimiento para poder jugar en el primero de ellos dos. El modo Histórico, sin opciones multijugador, ofrece la experiencia de recorrer la historia japonesa entre los años 1534 y 1615, recreando en primera persona batallas y conquistas tan famosas como las acontecidas en Kawanakajima o la de Sekigahara, que puso fin a esta época convulsa.

Takamaru nuevamente vuelve a cobrar protagonismo en Wii. Una vez superados sus problemas con las mujeres tras su paso por la isla Mimin de Captain Rainbow, el samurai de Nintendo reaparece en Samurai Warriors 3 protagonizando el nuevo modo Castillo Murasame, que bien podría haberse tomado como un juego aparte.
El contexto histórico se mantiene, período Sengoku, pero en esta ocasión las guerras entre clanes se dejan a un lado para hacer frente a una amenaza aún mayor procedente de otra época. Un temible ejército de demonios comandados por un espíritu maligno llamado Murasame se ha hecho fuerte desde sus cinco castillos y provoca el caos entre los lugareños. Para impedirlo, nos podemos enfundar en la piel de uno de los 37 personajes que componen el juego (sus estadísticas y niveles se comparte entre todos los modos de juego) o bien optar por Takamaru o uno de los personajes creados por nosotros mismos. Aunque prácticamente estos dos últimos son lo mismo, dado que el personaje de Nintendo tiene las mismas características que cualquiera de los espadachines creados desde cero.
Tanto en el modo Histórico como en el Castillo Murasame, se da la opción al jugador de poder crearse su propio guerrero y participar con él, siendo de obligado cumplimiento para poder jugar en el primero de ellos dos. El modo Histórico, sin opciones multijugador, ofrece la experiencia de recorrer la historia japonesa entre los años 1534 y 1615, recreando en primera persona batallas y conquistas tan famosas como las acontecidas en Kawanakajima o la de Sekigahara, que puso fin a esta época convulsa.

Takamaru nuevamente vuelve a cobrar protagonismo en Wii. Una vez superados sus problemas con las mujeres tras su paso por la isla Mimin de Captain Rainbow, el samurai de Nintendo reaparece en Samurai Warriors 3 protagonizando el nuevo modo Castillo Murasame, que bien podría haberse tomado como un juego aparte.
El contexto histórico se mantiene, período Sengoku, pero en esta ocasión las guerras entre clanes se dejan a un lado para hacer frente a una amenaza aún mayor procedente de otra época. Un temible ejército de demonios comandados por un espíritu maligno llamado Murasame se ha hecho fuerte desde sus cinco castillos y provoca el caos entre los lugareños. Para impedirlo, nos podemos enfundar en la piel de uno de los 37 personajes que componen el juego (sus estadísticas y niveles se comparte entre todos los modos de juego) o bien optar por Takamaru o uno de los personajes creados por nosotros mismos. Aunque prácticamente estos dos últimos son lo mismo, dado que el personaje de Nintendo tiene las mismas características que cualquiera de los espadachines creados desde cero.