[Blog Zelda] Día 6: El Localizador

A lo largo de nuestra aventura tendremos que buscar decenas de objetos y personas. A veces serán los pequeños kyus del Bosque de Farone, otras los fragmentos de una melodía ya olvidada y otras veces tan sólo elementos de misiones secundarias, como Cubos Divinos (esos que luego desbloquean islas en Celéstea) o simplemente corazones para recuperar vida o tesoros para mejorar nuestros objetos.

Esta intensa labor de búsqueda podría resultar muy complicada de no ser por uno de los poderes de la Espada Maestra: el localizador. Fay, el espíritu que nos acompaña toda la aventura y que vive en el interior del arma, es capaz de sintonizar con las vibraciones de diversos elementos y después utilizarlas para seguir su rastro.

Bastará con darle a “C” y entonces podremos acceder a esta función (que se solapa con la de la vista en primera persona). La Espada Maestra tiene “memoria” y puede almacenar varios posibles blancos para seguir. Una vez escogido el que nos interesa en el ya establecido como norma menú radial, aparecerá un círculo en medio de la pantalla y oiremos un insistente pitido.

Como si se tratara de un detector de metales, el pitido se hará más intenso y el círculo se agrandará a medida que nos acerquemos a nuestro objetivo, mientras que una flecha nos indicará la dirección en la que nos tenemos que dirigir. Hay que destacar que esta función es siempre en primera persona y sólo es posibe activarla en tierra firme (lo que dificulta muy seriamente una búsqueda muy particular en el juego).

Así que tenemos que la Máscara de Aromas del Majora´s Mask o el fino sentido del olfato del lobo de Twilight Princess tienen un digno heredero en este nuevo atributo de la Espada Maestra.

Su uso estará presente a lo largo de toda la aventura y en algunos momentos será incluso indispensable para saber hacia dónde dirigirnos. Y cabe destacar que su uso luego se recicla y enfoca en la búsqueda de misiones secundarias, por lo que nunca quedará obsoleto.