[Blog de Zelda] Día 1: Bienvenidos a Celéstea
Os contamos cómo es volar a lomos de un pelícaro.
Pero, ¿un blog diario en el que cada día comentar un pequeño detalle del juego? Eso es más digerible (y satisfactorio para el que suscribe, todo sea dicho de paso). ¿Y de qué hablar en una primera entrada, sabiendo que tenemos muchas todavía hasta el día del análisis? ¿Por dónde empezar a abordar el juego más grande de Wii de este año? He decidido hacerlo con la novedad más llamativa de The Legend of Zelda: Skyward Sword: el mundo de Celéstea.
En Ocarina of Time la campiña de Hyrule era tan grande que teníamos que ir a lomos de Epona para viajar por tierra. En Wind Waker se introdujo el mar en el universo de Zelda y, a bordo de Mascarón Rojo, surcamos los océanos en busca del Triforce del Valor. En Skyward Sword pertenecemos a la tierra de Celéstea, un mundo que existe por encima de un mar de nubes infranqueable (¿qué habrá sido de Hyrule?).
Todos los cadetes de la academia de caballeros tienen su propio pelícaro. Los hay de todos los colores: azules, amarillos… pero Link no, el suyo es rojo: y eso es algo muy, muy especial. Los primeros compases del juego nos sirven como presentación de cómo es la vida “over the rainbow”. La gente es alegre y no tiene preocupaciones serias. Link y Zelda son íntimos amigos desde la infancia, tienen compañeros de estudios que los quieren y otros que les intentan hacer la vida imposible… Y comenzamos a ver la tremenda devoción que sienten por la Diosa.
A medida que vayamos avanzando en nuestra aventura, nuevas islas se irán abriendo en el mundo de Celéstea. Dichas islas están dedicadas en su práctica totalidad a las misiones secundarias (de las que el juego está muy, muy bien servido). La única forma de viajar entre ellas será gracias a nuestro pelícaro, de grácil vuelo, aunque haya que cogerle el truco.
¿Os acordáis de cómo vuela Mario en el Super Mario World? Pues la mecánica es idéntica. Primero tendremos que coger altura (agitando el wiimote acompasadamente, no a lo loco, ya que cada movimiento es un batir de alas) para después caer en picado y ganar velocidad. Tanto la inclinación de nuestro picado como la dirección que tomemos se controlan con el wiimote, siendo la posición neutra horizontal, enfocándolo a la pantalla como si de un FPS se tratase.
Si necesitamos un impulso momentáneo, para alcanzar un túnel de viento que nos impulse, o en alguna carrera necesitamos ese punto de aceleración extra, bastará con pulsar el A. Tenemos tres de estos turbos, pero no nos quedaremos sin ellos porque se regeneran con el tiempo.
Lo último a tener en cuenta es el botón B, que servirá para saltar de nuestra bestia alada y hacer las veces de paracaidista. El juego requiere a veces que caigamos en un sitio determinado, y aquí el control es algo más complicado, así que no os desesperéis si tenéis que hacer varios intentos hasta conseguir hacer diana.
No todo será pasear tranquilamente, en algunos pedruscos voladores habrá apostados enemigos con mucha mala idea que nos arrojarán piedras y objetos afilados, o habrá tornados que nos harán perder el rumbo, tal y como ocurría en el Wind Waker: una forma de rellenar el vacío aunque, todo hay que decirlo, el mundo superior no es ni mucho menos tan grande como los mares de éste, sino apenas como dos o tres cuadrados de lado.
Celestia es un mundo que sirve de guía a nuestro héroe a lo largo de su aventura. Nuestro lugar de nacimiento y adónde tendremos que acudir cada vez que necesitemos pistas para avanzar, relajarnos haciendo alguna misión secundaria, jugar a algún minijuego o, sencillamente, yendo al bazar para mejorar un objeto o reparar el escudo… pero esto último ya lo dejamos para mañana ;)
Os recordamos que si tenéis alguna duda podéis dejarla en el foro y procuraremos contestarla a lo largo de la vida de este blog y en el podcast que grabaremos.
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