La Game Boy original cumple 25 años en Occidente
Homenaje para la primera consola con la que pudimos llevarnos la diversión a todas partes.
Si uno echa la mirada atrás se da cuenta de lo rápido que avanza la tecnología, pues cada año hay revisiones de máquinas, mayores resoluciones, mejores tarjetas gráficas y miniaturización de los componentes. Pero ya decía un famoso anuncio que "la potencia sin control no sirve de nada". Una verdad que es mayor cuando nos referimos a videojuegos.
Nos hemos enterado del aniversario europeo de Game Boy, nada menos que 25 añazos en los que su recuerdo perdura. Pero los jugadores más jóvenes que fácilmente disponen de teléfono móvil, ordenador y posiblemente tablet quizás se pregunten "¿Es para tanto?". Es una buena excusa para recapitular.
Un padre con las cosas claras.
Hiroshi Yamauchi era el presidente de Nintendo. Una mano dura que supervisaba todo lo que fuera relacionado con su compañía. En una visita a la fábrica, captó el talento de un hombre cuando vio un juguete desarrollado por una persona en sus ratos libres, en los lejanos años 70. Inmediatamente vio oportunidad de negocio en lo que sería la ultra mano, una sensación que reportaría beneficios en las fechas navideñas.
Gunpei Yokoi no podía malbaratarse en cosas menores, en ese momento se ganó el ascenso inmediato a ingeniero y el beneplácito del presidente que todo empleado evitaba, por su fama de malhumorado permanente.
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Mr. Yokoi con el paso de los años se hizo alguien muy relevante en la empresa, un ingeniero que ya dio luz a genialidades como la tecnología de la pistola Zapper de Famicom o varios juegos y máquinas más experimentales.
Pero lo maravilloso de no tener miedo a buscar nuevas soluciones dio lugar a las codiciadas Game & Watch. Unas precursoras a la Game Boy pero con las limitaciones de la época en cuanto a memoria y potencia. Sin embargo ya despuntaban por tener un tamaño compacto ideal para bolsillos, un diseño atractivo a la par que robusto y unos botones que aguantaban cientos de horas de diversión. Pero junto a su pantalla LCD de una imagen nítida se revelaba algo que solo los genios implementan sin que uno se dé cuenta de su revolución: la cruceta direccional. Algo que ha sobrevivido por décadas dada su versatilidad en cualquier juego; pura intuición cuando te familiarizas.
Gunpei sensei fue alguien muy hábil con el diseño de hardware, pero además con las ideas claras de lo que era prioritario en ellas. El azar quiso que un joven Shigeru Miyamoto comenzara su andadura con un tal Donkey Kong entre manos. Gunpei fue el mentor que le transmitiría su filosofía del pragmatismo y diversión como estandarte.
Si Miyamoto era creativo a un nivel de diseño de juegos y mecánicas jugables, Yokoi era el solucionador a nivel de ingeniería, pues con lo que existía se reformulaban las cosas para dar luz a las máquinas que miles de personas tendrían en su poder. Ya sabemos dónde se asentaron las bases que nos llegan hasta el siglo XXI.
El camino para hacer una portatil todoterreno.
En el año 1989 Nintendo ya estaba dejando de lado una muy rentable NES para dar paso a lo que se quiso llamar "el cerebro de la bestia", su relevo de 16 bits que revolucionaría muchos hogares. Super Nintendo hizo acto de presencia con un as que deslumbraría, Super Mario World, pero la compañía de Kioto en su ambición y orgullo no se conformaría solo con eso.
En su filosofía de hacer buenos juegos y que fueran accesibles volvió a recaer un proyecto ambicioso al veterano que dirigía R&D 1. Yokoi buscaba la formula de sobremesa, una máquina para ejecutar muchos juegos pero que no fuera inaccesible por sus altos costes ni inflara el precio de los cartuchos. Era un tipo de memoria que podía disparar su precio al basarse en componentes electrónicos, pero en la contención estuvo el triunfo, una vez más.
Cuenta la leyenda que en su búsqueda por tener un bajo consumo optó por la pantalla monocroma, el famoso verde fosforito que todos conocemos con cuatro tonalidades. Incluso tanteó el color rojo pero no le dejaba visualizar tan bien los objetos en pantalla. Uno de sus compañeros llegó a escandalizarse al saber que la entonces rival estaba desarrollando otra consola portátil; la Game Gear de Sega.
Gunpei sólo hizo una pregunta: "¿Es a color?". Cuando el ayudante le dijo que sí, entonces le replicó: "Pues tranquilo".
Toda una declaración de intenciones que luego aclararía. Un consola a color a principios de los 90 significaba un consumo exagerado. ¡Qué cierto era eso visto que la consola de Sega duraba entre 1,5 horas y 3 horas funcionando! Dependiendo de los ajustes de brillo, volumen y el juego a ejecutar uno podía quedarse con la miel en los labios fácilmente.
Game Boy salió sin hacer mucho ruido, de forma discreta pero con voluntad de ir a más. En la parte técnica mostraba 4 tonos de gris sobre un particular fondo verde para realzar el conjunto, 40 sprites en pantalla y una memoria RAM y VRAM de 8 kB cada una.
Una CPU basada en un Z80 de 8 bits trabajando a 4.194304 MHz demostraba su naturaleza por reaprovechar los componentes de las calculadoras. Las Casio que observaba en el tren en el que se desplazaba para ir a trabajar fueron la musa de su gran obra.
Sus músicas y sonidos dependían de solo 4 canales de sonido, pero eran suficiente para ofrecer maravillas concentradas. Una toma de auriculares hizo que muchos se aislaran de la realidad hasta saciar sus ansias videojueguiles.
La opción que en aquella época era un gran plus fue poder jugar a dobles acoplando el link cable, que nos permitía conectar físicamente dos Game Boy para retar a un amigo. ¡El espíritu competitivo cara a cara en su más pura expresión! Tetris, Tennis y muchos otros juegos a poco más de un metro de tu adversario daban una tensión añadida, viendo los gestos que se escapaban entre reproches.
No se extendieron lo suficiente sus virtudes hasta que salió el juego que evangelizaría a muchos: ¡Tetris!. Entonces el boca a boca junto a la prensa la encumbraron a lo más alto el clasico de Alexey Pajitnov.
Una maquina sencilla, pero con lo que la gente necesitaba.
Si Sony y Phillips/Matsushita en aquella época llenaban sus arcas con los reproductores de música portátil, Nintendo quiso poner de su parte por colocar en las mochilas y bolsillos de los niños una de sus consolas Game Boy. Una que con cuatro pilas AA daba muchas horas de diversión.
Tetris fue un juego de puzle para todos que podía tenerte horas enteras enganchado, o simplemente un ratito a la espera del autobús. El único "pero" que uno sufría era el ver la luz indicadora de batería parpadear, un rojo muy vivo que amenazaba con dejarnos a medias de la partida, sin más.
A Tetris le siguieron auténticas maravillas atemporales. Super Mario Land y 2, Mystic Quest/Final Fantasy Adventures, Pokemon, The Legend Of Zelda: Link´s Awakening, Adventure Island 1 & 2, Snow Brothers, Megaman, Metroid II: Return Of Samus, Gargoyle´s Quest, Castlevania y su secuela, Kirby´s Dream Land etc. Un valuarte de variedad para que la gente escogiera su propia aventura. Eso sin contar que fue un gran acierto no tener protección regional, así que era una catalogo aún mayor.
Game Boy fue una superviviente que tardó 15 años en ceder su relevo a Game Boy Advance. Pero antes...
Game Boy Poket/Game Boy Color . Revisiones antes de la despedida.
Era difícil convencer la gente de "recomprar" la Game Boy, pero con una tecnología más avanzada se diseñó un modelo más manejable, ligero, delgado y con una pantalla de mayor calidad. Un consumo menor era lo que podía convencer a los nuevos compradores, pasando a solo dos pilas, pues ya tenían cientos de juegos dónde elegir. En su tercera iteración se añadió la retroiluminación en su modelo Game Boy Poket Light.
Su forma final llegó con Game Boy Pocket Color, en sus distintos colores estridentes que nos dieron opción a elegir su color externo. Todos ellos vivos y con personalidad juvenil.
Game Boy Color era la cúspide de la família pudiendo apreciar con mayor detalle los juegos dadas las mejoras de Game Boy Pocket Light y añadiendo su propia paleta de colores, que nos costaba asimilar tras tantos años de verde. Salieron juegos que explotaban sus ventajas cromáticas, incluso una revisión de Zelda: TLA con una minimazmorra adicional para tentar al fan acérrimo.
Tras todo lo dicho, uno puede comprender la compañía y divesión que proporcionaba, el porqué de tanto cariño a un aparato que estuvo en muchos ratos muertos de nuestra vida, por más años de lo que algunos pudieran recordar. Algunos incluso aprovechando sus juegos para jugarlos en otros dispositivos Nintendo como Super Game Boy, Game Boy Advance o el Game Boy Player de GameCube. Incluso tuvo accesorios innovadores y alocados de la talla de Game Boy Camera y su impresora. Siempre buscando la sonrisa y felicidad del comprador.
Uno solo puede mirar atrás con cierta nostalgia y darle las gracias a Nintendo. A Gunpei Yokoi, que estará con Iwata mirando de reojo, y porqué no... también a todas las piedras del camino que hicieron fuerte a la compañía. ¡Felicidades y gracias por todo, Game Boy!
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