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Wii Party, La fiesta a la que Nintendo me invitó

Crónica de una tarde de risas y piques con WiiParty.

Era una tarde como cualquier otra, los quehaceres diarios ya se habían dejado a un lado para pasar al tiempo de ocio que todo el mundo agradece tener. Tenía varias alternativas para entretenerme; pero aquella tarde ya tenía un plan: Nintendo me había invitado a su fiesta. Y como era su fiesta, jugar iba Wii Party imagenes wii revogamersa ser el elemento central. Tras haber pasado buenos ratos con raquetas, karts y champiñones en anteriores ocasiones, esta vez la fiesta de Nintendo era en el sentido más estricto de la palabra: Wii Party.

El piso al que acudimos para el sarao tal vez no podía ser el de cualquiera de nosotros: localización privilegiada junto a la Puerta del Sol, tremendamente amplio... pero sí estaba preparado como cuando cruzas tres calles para ir a jugar a casa de un colega: una tele con una Wii haciéndole compañía, cuatro mandos esperando ser agarrados para comenzar la partida, refrescos, frutos secos y patatas fritas sobre la mesa... Los anfitriones se encargaron de que no faltase nada... Tras una breve presentación se dio el pistoletazo de salida para comenzar a jugar. En todas las habitaciones los jugadores fueron pasando páginas y páginas de Miis para encontrar el actor, deportista, personaje, cosa indescriptible... que más les placiera.

La fiesta comenzó con una versión de la Ruleta de la Fortuna. Con los Miis haciendo girar la citada ruleta, los jugadores no dejaban de comentar cada movimiento: ganar dinero, perderlo y más bote para la banca; pero las casillas de los minijuegos se hacían de rogar... Con el primer minijuego desapareció esa impaciencia y surgió la competitividad: el ganador de ese minijuego se llevó el cuantioso bote de la banca, convirtiéndose en el rival a batir. Fue entonces cuando las casillas de la ruleta empezaron a cambiar. Lo visto en las primeras rondas ya poco valía: los logros se iban volviendo más beneficiosos, las caídas más pronunciadas... y los minijuegos empezaron a aparecer con mayor frecuencia.

Con tanto viajar de un continente a otro, el tiempo pasó y a la fiesta de Nintendo poco le faltaba para concluir. Era el momento de probar juegos extra de forma suelta. Este es el caso de las distintas modalidades de la Patata caliente: mientras que en uno predominaba el saber mantener el pulso y coordinarse con el siguiente jugador para pasarle el mando, en el otro primaba más pensar con rapidez. Hablamos de una variante donde para pasar el mando hay que decir una palabra no repetida de un tema determinado. Las prisas y las correcciones añaden confusión al juego, volviéndose retorcidamente gracioso. En unos de estos momentos de confusión, las quejas empezaron a surgir cuando uno de los jugadores repitió una palabra, y, sin embargo, el mando seguía pasándose de uno a otro como si nada. Tocaba decir palabras que empezaran con “s”; pero en el batiburrillo que se formó de “¡Pasa para atrás!” “¡No, para adelante!” terminó desvariando la partida. Al final la explosión se la llevó un servidor ¿La respuesta tras la derrota? “¡Sabotaje!”

Con Wii Party, Nintendo no se limita a darnos una corta experiencia poco sustancial como era WiiPlay, sino que retoma las viejas fiestas de la saga Mario Party. Vale, ahora no se basa todo en tableros, sino que los minijuegos se engloban dentro de modos de juego más variados, que se amolden más al tipo de juego y la magnitud de la partida que se pretenda jugar. Es el mismo perro, pero con un collar decorado con Miis en lugar de motivos marianos, un perro que ha decido pasar un poco de los tableros para irse a jugar al bingo y al 3 en raya. Nintendo sabe que muchas otras compañías ofrecen fiestas pero que pocas de ellas terminan siendo poco más que aceptables. Wii Party es la apuesta de Nintendo para demostrar cómo se organiza en Wii una fiesta de verdad.

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