[CGC09] En la piel del pequeño Goku
¡Vamos con afán! ¡Todos a la vez!
Con ganas cogemos este nuevo Dragon Ball, deseando ver qué tal le ha sentado a Goku y compañía el retorno a sus orígenes. La puesta en escena no podía ser mejor. Dibujos modernos (líneas más claras y personajes con musculatura muy marcada) sobre los diseños originales, todo animado magníficamente. Definitivamente, el estilo Cell Shaded es el que mejor le sienta a los juegos de Wii. Voces a elegir entre inglés y japonés (y quien dude sobre la que elegir... nos encontraremos mañana a las 10 detrás del Convento de los Carmelitas) y música original de la serie (aunque las piezas sean demasiado breves).
El toque Dragon Ball está ahí. Goku es pequeño y tiene cola. Bulma tiene la cabeza llena de pájaros y tontea con un tal Yamchta. Goku vuela en la cómoda y esponjosa nube Kinton, ataca con el Bastón Mágico y lo más poderoso a lo que puede aspirar es a una Kame-ha-me-ha chiquitaja, aunque causará estragos en los enemigos. El juego nos transportará a los momentos más importantes de la serie: desde el arco argumental del Ejército del Red Ribbon hasta la terrible batalla contra Piccolo. La historia se narrará mediante cuadros de diálogo o escenas cinemáticas creadas con el mismo motor del juego. Es un conjunto de los highlights de la serie, difícilmente seguible si no la conoces de antemano.
No dejamos la lucha del todo, ya que Dragon Ball: Revenge of King Piccolo es un beat'm up en el que tendremos que acabar con oleada tras oleada de enemigos, mientras avanzamos por unos escenarios ligeramente aderezados con elementos plataformeros. Cada nivel está dividido en varios capítulos, que acaban con su correspondiente enemigo final.
Los controles son sencillos y basados en los botones, ya que el movimiento del Wiimote queda relegado a momentos puntuales, como librarnos de algún estado adverso o cargar algún ataque en forma de QTE. La ejecución de los combos es muy simple, casi automática, y los combates no suponen mayor problema, al igual que las plataformas.
No podemos evitar tener la sensación de que la franquicia se ha quedado desaprovechada. La puesta en escena es brillante, puro Dragon Ball, pero no se ha hecho suficiente hincapié en la vertiente humorística de la serie y las escenas que hacen de hilo conductor no están bien explicadas. Se nota que es un producto hecho para aficionados que se sepan de memoria la serie, y no un producto para todo el mundo. Habrá que ver la versión final para terminar de hacerse una idea del desarrollo de niveles, pero en un primer momento resultan algo sencillotes.
Las ideas están ahí y muchas de ellas brillantemente ejecutadas, pero uno cabe preguntarse por qué se sigue negando la profundidad que se merece a una serie como Dragon Ball.