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[iDÉAME 2010] Españoles por el mundo (de los juegos)

Tres historias de ‘mamá, me voy al extranjero por los videojuegos’.

Una de las mesas redondas más simpáticas y auténticas de iDÉAME 2010 fue sin duda la protagonizada por tres españoles que habían desarrollado su carrera en el extranjero. Los futuros diseñadores y programadores que hacían el público tomaron buena nota de la experiencia de formar parte del sector en países tan diferentes como Reino Unido o Japón, de la forma de vida y de trabajo por allí o de las técnicas y filosofías que podrían aplicar a sus proyectos.

Historias de españoles en iDÉAME 2010 - Revogamers.net

Raúl Nieto, Luisfer y José Manuel Íñiguez.

Estas son las tres historias.

Raúl Nieto, Rising Star GamesRaúl Nieto, Rising Star Games
En realidad, Raúl no le dijo a su madre que se iba por los juegos, más bien le dijo algo tarde que quería hacer publicidad. "Trabajaba de camarero en Córdoba, y años después decidí hacer la selectividad, que no sé cómo aprobé". A esas alturas no había forma de afrontar una carrera, así que decidió buscarse la vida en Londres. "Estaba claro, tuve que elegir entre trabajar en una tienda de ropa de Mango o probar con la oferta que había visto para tester de Square". Un destino que jamás imaginó, que jamás pretendió, pues "me considero un privilegiado, no me lo había planteado ni como un sueño, era algo inalcanzable". En aquellos 90, Nieto "veía los juegos en la Hobby Consolas" y "alucinaba con los Mario".

La filosofía de trabajo en Londres permitió a Nieto formarse y progresar durante su etapa en Square-Enix. "Conocí el ciclo de desarrollo allí", y comenzó a especializarse en la localización, la conversión a PAL, el testeo... Como tester y coordinador de QA y localización contaba la ovación que recibió en las oficinas cuando Sony devolvió la comprobación de Final Fantasy XII con un ‘perfecto'. Y como siempre apuntó a la publicidad, Nieto siguió escalando hasta llegar a un puesto mucho más relacionado con su vocación, en marketing y PR. Con los recortes cuando la gigante nipona se hizo con Eidos, el cordobés se quedaba fuera y Rising Star tenía una vacante. Ahora es su director de marketing.

Como ocurrió en varias ocasiones del debate, Nieto puso en valor "la cultura profesional en el Reino Unido", donde se puede apreciar la meritocracia: "si te lo mereces, te lo vas a llevar; si te lo curras, lo vas a conseguir", y puso una comparación con los hábitos españoles, "nadie está tan apegado, aquí te dicen ‘cuando consigas el trabajo, no te muevas'. Allí aprendes más, adquieres más experiencia, tu sueldo sube... por regla general". Luisfer, de Pyro, asentía durante toda la exposición de Nieto, pues después corroboró unas sensaciones similares. Ambos recomendaron entonces Londres como primer destino para desarrollarse. Aún así, al otrora camarero comienza a picarle el gusanillo de Los Ángeles...

Luisfer, Pyro StudiosLuisfer, Pyro Studios
Luisfer sí que se empeñó en meter la cabeza en el sector, pero su salto al Reino Unido fue una mezcla de suerte y mérito. "Empecé en Hammer, en aquellos años en los que todo el juego lo podía hacer una persona". En esas circunstancias era más fácil adquirir una experiencia variada y profunda al mismo tiempo. Uno de sus compañeros envió cierto material de Luisfer a las oficinas de Sony, y de ahí la sorpresa cuando le comunicaron que "estaba funcionando en Londres": él no sabía nada de la operación. En su puesto de programador-coordinador tenía un profesor de inglés procurando ponerle al día, pues no pasaba del "the same, please" a la hora de pedir comida en la Cantina de Sony. En una analogía quizás posible para tiempos actuales, Luisfer recuerda que "allí eran muy especializados y aquí todoterrenos, algo que valoró el jefe de proyecto".  De ahí a productor, luego a cambiar la tecnología por la dirección y gestión de proyectos... Al igual que Raúl, Luisfer destaca que en el entorno británico, "el programador muy bueno podía ganar lo mismo o más que el gestor. Cada uno tenía el valor y se medía acorde", pero además "enseguida te buscan opciones" para que trabajes mejor. En el caso del de Pyro, "ya no quería hacer más juegos de fútbol". En este estilo, "si el trabajador está bien, está en la mejor posición para la empresa", por eso complementaban su formación constantemente con cursos, o por eso sí existía un ambiente distendido, "podíamos montar guerras en la oficina", a diferencia de lo que contaría Iñiguez de Japón. ¿Un destino? Luisfer se sigue quedando en Londres, que "es genial", pero luego, por referencias probaría con Vancouver.

José Manuel Íñiguez, Akaoni StudioJosé Manuel Íñiguez, Akaoni Studio
No es nueva la historia de José Manuel para los revogamers. Esta vez contada de forma más personal, desde otro punto de vista, despertó el asombro, la risa y la comprensión de muchos asistentes. De nuevo quedó claro que la vida de un gaijin, más hace 15 años, es muy complicada. "Hice COU en España, quería hacer juegos y Japón era el referente (...) Mi estrategia sería ir allí, robarles la técnica y volver a España a montar mi propia empresa". Las exigencias fueron brutales. Burocracia muy complicada, avales muy exigentes, nivel altísimo de japonés requerido... pero Íñiguez supo destacar y tuvo suerte a la hora de escoger sus caminos, por mucho que cuando llegara a Japón "¿qué esperaba? No sabía que esperar, llegas allí y esperas ‘imaginaciones'". Aún así, algo debía tener de japonés este gaijin. "Es cierto que todo era cuadriculado 100%, pero me sentí cómodo con las instrucciones y las normas bien claras", tanto que "el mayor choque cultural ha sido al volver a España, mi madre decía ‘a mi hijo me lo han cambiado, ha vuelto una cosa rara'", recordaba el de Akaoni, aceptando finalmente que "ahora trabajamos muy al estilo japonés".

Los ejemplos de ese radical y estricto estilo sorprendieron a más de uno, incluidos los compañeros de mesa de José Manuel. Prohibido hablar excepto en reuniones, Chat interno vigilado por un supervisor para que quedara constancia de todo... "ni siquiera sabía utilizarlo, y ¿cómo preguntabas con ese silencio? (...) al final, era un sistema muy eficiente". En las empresas niponas más pequeñas, estas formas eran "incluso más estrictas", pero en las grandes "había mucha coordinación y especialización", recordaba Iñiguez de "una empresa que por entonces hacía conversiones de Arcade a PS2, con más de 100 personas". Allí, ya con el papel de diseñador, "aprendí a ser breve y eficiente, a reducir de 30 folios a 7, así tienes más posibilidades de éxito", explicaba un José Manuel que había mandado "la nota de prensa más corta de la historia" para su Zombie Panic.

Por supuesto, hay más diferencias radicales. "En Japón no son tan amigos del trabajador y no dan incentivos, los compañeros son confianza y respeto pero también enemigos por la competencia. Hay que saber no mezclar la rivalidad". Allí, contaba, se necesita al menos un lustro "para saber de qué va una empresa, antes no sabes nada", y además "nadie salía del trabajo, se echaban las horas que hiciera falta", e incluso recordó algún genio que dormía encima de la mesa de trabajo. Tanto tiempo allí daba para identificarse como un nipón más, casi sin querer: "Somos un poco raros, demasiado serios... me traje el silencio de Japón", decía el español, que aconsejaba a los presentes sobre un hipotético intento de repetir su historia: "El truco para vivir en Japón es no intentar llevarte España allí. Son una isla que ha estado mucho tiempo cerrada y no están acostumbrados a los extranjeros, por lo que ponen barrera. Hay que demostrar que no eres el típico extranjero avasallador que llevas un metro a la redonda de tu país".

José Manuel aprecia la relajación española, y buscaría un punto medio "ni cachondeo todo el día ni ser el ejército de los videojuegos", aunque seguiría buscando destinos nipones como Tokio, Osaka o Nagoya además de su tierra natal. Ni pensar en ir a otro país, menos sin hablar ni una palabra de inglés este otrora traductor de japonés. Tanta dureza y dificultades dejan un mensaje claro; pese a su éxito y formación, el consejo de Íñiguez es "no vayas a Japón, la mayoría acaban fracasando por culpas externas".

Una última anécdota compartieron Nieto e Íñiguez sobre la vida de los japoneses. Ellos no hablan mal de nadie, está mal visto. Tampoco se pregunta demasiado por los temas personales, ni siquiera las parejas demuestran que lo son delante de los demás tocándose o besuqueándose, "eso no se hace". No es de extrañar que los nipones de S-E, presenciando algo tan inaudito, estuvieran "media hora riéndose de mí cuando les conté el viaje que preparaba por el aniversario con mi novia... Romantic Trip! Reían sin parar", recordaba el cordobés.

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