Impresiones preliminares - Wii U GamePad
Dos posiciones distintas para los dedos entre sus secretos.
Impresiones preliminares - Wii U GamePad - Avances
La versión final del mando de Wii U incorpora novedades más allá de lo funcional que bien merecen una explicación de cómo se siente en las manos y de qué sensaciones deja al jugar a los juegos con él.
El primer vistazo es muy agradable. La proporción y la distribución de los botones y la pantalla alegran la vista y sus colores son brillantes, tanto en negro como en blanco, el primero con cierta tendencia a dejar las huellas. Y en el centro esa pantalla que parece más pequeña de lo que es. En su conjunto no da la sensación de estar ante algo tan grande.
Y una vez que lo coges es sorprendemente ligero. Su medio kilogramo no se hace notar en las muñecas, sobre todo gracias a la comodidad de sus agarres que permiten distribuir el peso a la perfección. Los salientes traseros están colocados de forma óptima para sujetarlo de las tres formas posibles y que no se te mueva ni de la sensación de que puede escaparse o caerse en ningún momento. El mando de Wii U es una pieza de diseño con una ergonomía espectacular.
Quizá para conseguir tanta ligereza le han dado un acabado bastante plástico. No da la sensación de ser un aparato robusto, pero tampoco frágil. Es como si estuviera vacío por dentro, lo que en el fondo es un logro de Nintendo porque es más fácil agarrarlo con una mano para sostener el lápiz con la otra que la Nintendo 3DS.
Tres formas de jugar, muchos mandos en uno
Con tanto botón, la pantalla y funciones añadidas como el lector/escritor de NFC o el sensor de movimiento reunidos en un solo aparato es imposible poder tenerlo todo a mano a la vez, así que cada desarrollador tendrá que elegir qué configuración de control presenta al jugador. Hay al menos tres, cada una con sus variaciones, en función de cómo se colocan las manos.
No hay “una forma” de coger el mando de Wii U en horizontal, hay tres y vamos a explicarlas pensando en los dedos, la simetría y el agarre por detrás. Aunque las cuente por separado, combinar las dos es muy cómodo porque apenas hay una diferencia de un par de centímetros y la mente no se siente tan descompensada como cuando juegas a las Nintendo 3DS con d-pad y botones.
La primera es con los pulgares sobre los joysticks. En este caso, los índices quedan colocados sobre los gatillos superiores “L” y “R” y el mando se agarra poniendo los dedos corazón y anular sobre el saliente trasero horizontal. Los dedos de la mano derecha pueden alcanzar sin ningún problema la cruceta por la izquierda o los cuatro botones básicos por la derecha, pero no están en la altura “adecuada”.
La otra, un poquito más abajo, se centra en la cruceta y los botones de juego para los pulgares y en los gatillos “ZL” y “ZR”. Ya no se sostiene con el resto de dedos sobre el saliente horizontal sino sobre los dos nuevos salientes verticales situados a los lados de la parte trasera del Wii U Game Pad. La sujeción es también excelente.
En ambos casos siempre se puede sustituir la mano derecha sobre los botones por el lápiz que, de hecho, está colocado aquella parte, más cerca de la mano que usa la mayoría. El stylus está totalmente escondido, imperceptible a la vista hasta que se busca. Como el mando es tan ligero la única fuerza que hay que hacer para usarlo así es la propia resistencia a los clics que uno haga, pero la pantalla es muy sensitiva así que no será necesario ejercer mucha presión hacia abajo.
La tercera, que se ha usado en un juegos como SiNG o NintendoLand, es con el mando lateral, sujeto con toda la mano como, al estilo cuaderno. Ya sea levado como en el primero o plano como en el segundo, esta forma de cogerlo da prioridad a la pantalla táctil y prácticamente inutiliza los botones.