Portada » Artículos » Artículo » Rememorando el Club Nintendo

Rememorando el Club Nintendo

Una vuelta por el pasado.

En el mundo actual en que vivimos, atados entre nosotros mediante el uso de Internet, redes sociales y teléfonos “inteligentes”, a veces olvidamos que existió una época donde el jugador de videojuegos medio no tenía incluidas en su vocabulario habitual las palabras “hype”, “feedback” o “retro”. Es en ese periodo donde los más experimentados del lugar vivimos lo más parecido por aquel entonces a una red social actual. Experiencias de jugadores “veteranos” que crecimos y evolucionamos al amparo del ya próximamente extinto Club Nintendo, con cuyo sucesor elucubramos.  

Rememorando al Club Nintendo

Allá por el año 1989, para muchos ya tan lejano, empezó a rodar la historia del Club Nintendo en Europa. Con diversas divisiones para cada uno de los países europeos (España entre ellos), se estableció un método para mantener unidos a jugadores y empresa, cual extensa familia se tratara.

Con una revista que engrasaba este mecanismo cada dos meses, llamada a su vez Club Nintendo, se integraba a cada comprador de consolas y juegos de Nintendo en este selecto Club, al que todo el mundo podía acceder simplemente rellenando una de las tarjetas de invitación que venían conjuntamente con la caja del software o hardware en cuestión.

Tras este proceso, durante el día menos pensado, aparecía en tu buzón del correo una carta firmada por el propio Mario en la cual se te daba la bienvenida al Club Nintendo. Y junto a ella, uno de los documentos que todos los que tuvimos la suerte de poseer guardamos con gran ilusión: el ya famoso carnet del Club Nintendo.

Este fue evolucionando con el tiempo. De ahí que muchos de nuestros Revogamers tengan versiones diferentes del mismo. Pero todos compartíamos algo grande. Formábamos ya parte del Club Nintendo. Y eso era como formar parte de la propia multinacional de Kyoto. La empresa nos tenía en cuenta, y en el mundo de nuestro hobby favorito nadie puede decir que nos trató con más mimo que la compañía de nuestros amores.

Pero formar parte del Club Nintendo no era solo poseer el distintivo plástico. Entrabas a concurso en diferentes sorteos, obtenías información y trucos sobre tus juegos favoritos, y, de vez en cuando, recibías en casa un paquete cortesía de Nintendo Ibérica que contenía una cinta de vídeo VHS con las mejores imágenes de los juegos que estaban por llegar. Por aquel entonces, sin opción de YouTube o similar, sin “unboxings” y sin video-análisis, el detalle de la compañía para con sus miembros del Club era mayúsculo. Y todos lo agradecíamos sobremanera. Pues en un mundo sin Internet en cada casa, volver de clase para encontrarte que el cartero te había dejado una sorpresa era motivo de celebración.

De vez en cuando, con la compra de algunos juegos, recibías en casa una guía completa del mismo totalmente gratis. Y, para aquellos títulos que no tenía una guía, el Club Nintendo ideó una solución al respecto. Un teléfono dedicado a responder a todos aquellos jugadores atrancados en sus respectivos juegos que necesitaban de una idea, truco o solución para pasar de fase. En esta gran familia que era el Club Nintendo no había lugar a la frustración o al desamparo.