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3D: El nuevo viejo juguete

La SEGA de los 90 ya lo hizo antes que Nintendo.

Nintendo tiene una larga historia junto al 3D estereoscópico en sus juegos. Desde quizás su coqueteo más famoso hasta ahora, el Virtual Boy, que tiñó de rojo los ojos de los jugadores, hasta la actual Nintendo 3DS, de la que aún está caliente la polémica respecto a la pérdida del 3D en su última revisión, Nintendo 2DS, los del fontanero siempre han tenido interés en esta tecnología.

Pero os preguntaréis... Sí, vale, pero... ¿esta no es una columna sobre SEGA?  Lo es, no sólo Nintendo tiene una larga trayectoria con las tres dimensiones. Sega tiene muchísimo que ver con esta llamativa tecnología, tanto o más que Nintendo, por que si no fuese por la compañía azul quizás Nintendo 3DS siempre hubiese sido Nintendo 2DS.

Para ver de donde viene todo nos remontaremos a los años 80. El 3D estaba de moda, en los cines se proyectaban películas `con efecto 3D´ para las que hacían falta gafas especiales para poder disfrutarlas; en las revistas, había ilustraciones que al ojo desnudo no eran más que un amasijo deforme, pero que si usábamos las típicas gafitas de cartón con cristales rojos y verdes (o rojos y azules, dependiendo) nos mostraban la verdadera cara de lo que estaba impreso en el papel, con su volumen en tres dimensiones correspondiente por supuesto. Y los videojuegos no podían ser menos, claro está.

Tanto SEGA como Nintendo tuvieron su ración de 3D casero en sus consolas de sobremesa. En 1987, lanzaron ambas sus sistemas de gafas 3D para Famicom y Master System, respectivamente, con apenas unos meses de diferencia. Las de Nintendo, llamadas Famicom 3D System, no llegaron a salir de Japón, pero las de SEGA, llamadas Sega-Scope 3D Glasses, tuvieron un éxito relativamente alto, poniéndose a la venta en todo el mundo y con una librería  bastante aceptable de títulos que hacían uso del mismo, tales como Space Harrier 3D, juego que tomaba el exitoso arcade y lo transportaba a las tres dimensiones de una manera mas que satisfactoria, Blade Eagle 3D, un matamarcianos, o OutRun 3D, también conversión de la recreativa que se ajustaba como un guante a la tercera dimensión. Fueron sus primeros coqueteos en consola... pero no fueron, ni mucho menos, los orígenes de las tres dimensiones en los juegos.

Si nos vamos unos cuantos años mas atrás en el tiempo, hasta 1982, y nos vamos de picos pardos por los salones recreativos de la época nos encontraríamos con un curioso juego. Una máquina que usaba una especie de visor de periscopio con el que nos podríamos asomar a una encarnizada batalla entre submarinos en 3D estereoscópicos, haciendo uso de un juego de lentes que proyectaba una imagen diferente a cada ojo. Curioso invento, ¿no?. Aquel arcade se llamaba Sub-Roc 3D, y era obra de SEGA.

Pero eso fue solo el principio. De ahí fueron a las gafas 3D de las que ya os he hablado y, a partir de ahí, directamente saltamos a esa época extraña, a medio caballo entre la generación de los 16 bits y la de los 32/64. Es 1995 y Nintendo está al rojo (literalmente) con su Virtual Boy, en más de un sentido. Pero apenas un año antes, un proyecto azul se desvanecía en la más completa de las oscuridades.