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Tomb Raider Anniversary

Lara se hace precisa y no muy preciosa en su primera aparición en los salones Nintendo. Así te recomendamos su vieja/nueva aventura.

Tomb Raider Anniversary - Análisis

Tomb Raider mezcló de forma magistral los puzles con la acción y las plataformas. Estamos hablando de una obra anterior al renacimiento del Prince of Persia, pero los juegos son tremendamente similares. Engancharnos a salientes, trepar, subirnos a columnas, balancearnos con cuerdas o nuestro gancho, deslizarnos por paredes inclinadas... El diseño de los escenarios es inteligente, aunque son algo lineales.

Casi siempre el objetivo será abrir una puerta gigantescamente imposible y pesada mediante un ingenioso mecanismo. Tendremos que pasear por el entorno activando palancas (aquí intervienen el wiimote y el nunchuk), encontrando llaves o piezas de mecanismos para asistir a la animación que abre la puerta. Supuestamente tenemos un diario que nos da pistas, pero a no ser que tu CI sea anormalmente bajo (y por lo tanto no estés jugando a Tomb Raider) no necesitarás ayuda para saber que ese gigantesco interruptor que hay en el suelo enfrente de una puerta de piedra que pesa más que una ballena preñada en brazos, cito textualmente, "parece importante". Y ya no dice más. El juego no es que necesite pistas para avanzar, es bastante lineal, y si no las hay estás favoreciendo la faceta de exploración (no queremos X que marquen el lugar), pero señores, para esto mejor se ahorran una aplicación y sacan el juego antes.

Obviamente, la mejora más obvia es la de los gráficos. El primer Tomb Raider era... pues eso, el primero. En plena época de ebullición de las 3D y con Mario 64 aún en nuestras consolas, Tomb Raider lucía bien, pero hace 10 años. Se ha remodelado absolutamente todo, las gafas de sol incluidas, y ahora podemos disfrutar de este título con las ventajas de una mayor carga poligonal y texturas más naturales. El modelado de los personajes es algo tosco y un poquito artificial, incluso el de Lara, notable en las piernas, a las que se le ven las esquinas. Las animaciones sí están a la altura y harermos de todo, desde saltos mortales hacia a tras, balanceos, trepar, equilibrios, resbalar, nadar... Todo fluye bastante bien y resulta muy intuitivo, ya que los saltos se adaptan a las situaciones y prácticamente lo único que hay que hacer es escoger dirección con el stick del nunchuk y saltar con el A.

La ambientación está muy lograda. Desde los interiores de la ciudad hasta los entornos selváticos. Especialmente bien detallados están los grabados, tanto en paredes como en suelos, y las estatuas de piedra, bien definidas. Desgraciadamente, tanto paredes como techos desprenden cierta sensación de poca solidez. Mientras vas paseando por una gruta oscura ves las paredes y te entran ganas de correr y atravesarlas, pues seguro que son de papel. En resumidas cuentas: el apartado gráfico es bueno, pero aún podemos sacarle más cosas a Wii, muchachos.