The Last Story
La última historia de Wii
The Last Story - Análisis
La Espada de Damocles
Sin embargo, si hay un punto realmente negativo de The Last Story, es su acabado técnico.
Es cierto que posee texturas de gran calidad y efectos de iluminación impensables en Wii y que los escenarios además son de un gran tamaño y contienen una enorme cantidad de elementos. Sin embargo, algunos, como el agua, se comportan de forma un tanto irreal. Los propios personajes adolecen de una falta de carga poligonal que acaba desembocando en unas animaciones robóticas y totalmente antinaturales. Pero, sin duda, lo peor de todo es la tasa de imágenes por segundo, realmente baja. No se trata de bajones puntuales, que los hay, sino de algo que nos acompañará durante toda la partida, tal y como sucede en las viejas películas mudas. The Last Story pone a Wii al límite como ya lo hicieron Xenoblade Chronicles y The Legend of Zelda: Skyward Sword, pero Mistwalker deja ver su falta de experiencia con la plataforma de Nintendo empañando sobremanera el trabajo final. Incluso, con mala suerte e igual que ya pasaba con Little King's Story, el juego puede llegar a quedarse congelado. Lo que podría convertirse en tragedia queda simplemente en una molestia menor pero muy fea gracias al sistema de puntos de control, que te protege contra este tipo de problemas amén de cortes del suministro eléctrico y otros problemas de diferente naturaleza.
Por suerte, hacer la vista gorda a todos estos problemas técnicos no es muy difícil gracias al soberbio apartado artístico y a la impecable presentación. ¡Hasta la propia pantalla de título es impactante! Y las cinemáticas, tanto las CGI como las del propio motor, son de gran calidad presentando un gran trabajo de fotografía y dirección. La banda sonora, por otro lado, se adapta a la acción predominante del juego gracias a la mano de Yoshitaka Suzuki, de GEM Impact que orquesta los temas de Nobuo Uematsu impregnándolos de la esencia de la saga Metal Gear Solid lo cual sorprende al principio, pero convence finalmente. La historia del juego tampoco se queda atrás, presentando personajes que si bien parten de los más recurrentes clichés japoneses, conforme avanza el juego van desarrollándose de forma profunda y coherente. La isla de Lázulis además presenta un contexto histórico y social muy rico y cuidado, así como un diseño a la altura. A título personal, lo que menos me gusta son el menú principal y sus menús anidados.
Quien no ha hecho tan bien su trabajo es el equipo de localización de Nintendo of Europe. El hecho de no incluir las voces japonesas no sería un problema sino fuera porque el doblaje inglés es anodino y carece de expresividad. Ya puede estar muriéndose uno de los personajes o celebrando una fiesta, el registro de los dobladores no varía. En este caso, el que mejor parado sale es el narrador, que consigue transmitir la atmósfera feérica que Hironobu Sakaguchi quería.