Star Wars: El Poder de la Fuerza (The Force Unleashed)
Lucha contra hordas de imperiales y rebeldes. Lucha también contra el juego y sus ratos malos, disfruta luchando en sus ratos buenos.
Star Wars: El Poder de la Fuerza - Análisis
El otro elemento de acción son los enfrentamientos uno contra uno. Por un lado los de jefe intermedio, por ejemplo un AT-ST o un temible Rancor. Habrá que buscarles el punto débil y bajarles una barra de vida hasta que estén “a toque”. El proceso es muchas veces pesado de jugar y se basa en repetir el mismo ataque o esquivar al rival, y es inadmisible, por ejemplo, que en una pantalla estés diez minutos con un Rancor para que la siguiente sección sea... lo mismo pero con dos Rancor (y la cámara puede jugarte malas pasadas aquí y en los pasillos, y hacerlo insufrible). Los jefes finales, por su parte, suelen ser jedis o similares con un sable o espada y con poderes, por lo que unirán peleas de Fuerza y de sable. Habrá que descubrir cómo enfrentarse a la estrategia de cada uno, pero el duelo no tiene mucha profundidad (de aquí se sacan escenarios y sistema de juego para el modo duelo, que luego tocaremos) y sólo hay que decidir qué ataque de tu repertorio hace más daño, porque la pelea de sables tampoco está completamente integrada. Muchos de estos duelos son muy sosos. En algunos momentos chocarán los poderes o los sables y se activa un curioso sistema de inclinaciones y meneos con la mano respectiva para decidir quién gana el choque. Eso no está mal.

En ambos casos, la batalla se finaliza con QTEs (Quick Time Events o eventos rápidos de control de cinemáticas). Esta técnica, tan utilizada en los últimos tiempos, sólo tiene de bueno las coreografías. A estas alturas no es de recibo que pocas veces tenga que ver lo que se hace con los mandos con lo que pasa en pantalla (hay algunos cuando el personaje simplemente está corriendo, que parecen no activar nada), o que ni siquiera vaya sincronizado. Además, en Wii hay que agitar la mano derecha o izquierda según un indicador en pantalla en el momento justo, algo que podría evolucionar a que esos agites fueran en direcciones específicas, como las llaves de No More Heroes, y no que se queden en algo tan simple. Si las coreografías eran lo bueno, lo que no es bueno es que veamos hasta cinco veces la misma para la finalización de un AT-ST.
Recorriendo el juego al completo se vive un enfrentamiento de sentimientos. Las partes repetitivas y predecibles se pelean con el espectáculo y la destrucción de la Fuerza en las que más disfrutas, riéndote de los enemigos.
Como extra de la versión Wii está el modo duelo, inspirado en las batallas de final de nivel mencionadas arriba. Al servicio del fan están un enorme plantel de buenos y malos de las trilogías y del juego, para pelearlos en cantidad de escenarios de ambos mundos. El modo en sí es un buen añadido, pero sería mucho más interesante si evolucionara respecto a la poca profundidad de los duelos contra la CPU. Se sigue exigiendo más complejidad, que los sables lucharan e interactuaran o que se pudiera seguir cierta estrategia. Pero se queda en una experiencia demasiado floja y desordenada. No pedimos un juego de lucha, pero esto no dará para mucho. Si el juego es corto en sí (al menos es rejugable con tus avances), este modo no es una baza excelente para compensar.
Star Wars El Poder de la Fuerza es uno de esos casos de “pudo ser y no fue” llevado a un extremo casi frustrante. Es un matamata que se puede jugar y tiene ciertos ratos excelentes, con un control destacable. Pero el bajísimo esfuerzo en muchos de los puntos que lo hacen un conjunto deja un imperdonable sabor a incompleto. Aún así, es muy recomendable su prueba para desahogarse un rato con la Fuerza (¿no es, al fin y al cabo de lo que trata?) y probar unos controles bien pensados. Lucas, aquí podrías haber tenido uno de los mejores juegos de Wii, pero has acabado con algo pasajero.