Star Wars: El Poder de la Fuerza (The Force Unleashed)
Lucha contra hordas de imperiales y rebeldes. Lucha también contra el juego y sus ratos malos, disfruta luchando en sus ratos buenos.
Star Wars: El Poder de la Fuerza - Análisis
El sable también se maneja moviendo la mano. Con el Wiimote se pude cortar en cuatro sentidos o hacer estocada. Tristemente, este añadido es más bien un gesto estético con el que probar cuando el ambiente está tranquilo, por ejemplo matando a un rebelde solitario de izquierda a derecha. En los momentos de combate multitudinario estos movimientos no están coordinados con el enemigo, y pocas veces habrá que pensar hacia donde cortar (ni dará tiempo a ello), dejando un combate más bien regular, demasiado sencillo. Tampoco tiene sentido que haya que cortar hasta 15 veces a un borracho del bar o a un clon imperial de los que hay mil. Lo harán para que el juego te retenga más, pero no es nada agradable, y sí lo sería que estos monigotes se desmembraran limpiamente como en otros juegos de la marca. Parece que al sable le faltan pilas.
El juego se convierte rápidamente en un beat’em up clásico y lineal, con pocos momentos de inspiración y ninguno de puzle interesante para avanzar o exploración profunda. Esos momentos, como cuando se usan las alas de un caza a modo de plataformas, ni siquiera dependen del jugador, sino de un guión prefijado. Aquella esperada escena de estrellar un destructor con tus poderes se da de la misma forma, en una secuencia cinemática. Si es cierto que las posibilidades de la Fuerza con el control descritas anteriormente pueden dar buenos momentos de juego, estos dependen de lo que apetezca al jugador en demasiada medida, pues en muchas ocasiones se puede ignorar a los enemigos e ir corriendo al siguiente punto, básicamente sin jugar. La falta de ideas de diseño y de juego y el carácter sencillote le pasan factura a lo que se puede hacer y disfrutar por el camino. No es normal que la estructura de la mayoría de niveles sea la misma (matamata-jefe-matamata-jefe final), o que se utilice en tres ocasiones distintas un escenario como el del Templo Jedi, en tres niveles distintos y con recorridos muy similares. Enfada desde que aterriza la nave.

Hay niveles destacables como el citado de Vader en Kashyyyk (y sobre todo la segunda visita a sus bosques), el primero (aunque de diseño genérico Star Wars) con el Aprendiz o las visitas a los bellos prados de Felucia. Estos dos planetas son los más plásticos y los gráficos no hacen daño a la vista, más bien son variados y bonitos, con mucha vida. Sigue habiendo escenas malas tanto visualmente como para jugar, como el horrendo, amarillo y aburrido nivel 4. Sin embargo, en el tema técnico no hay mucho que objetar. Pese a ciertos elementos (como esas caras) cerca de PS2, se agradece que haya multitud de efectos (como un agradable desenfoque de lo que está entre la cámara y el personaje), bumps, muchas luces dinámicas y brillos, buenas animaciones en general, enemigos considerables y destrucción y modificación de gran parte del escenario. El aporte artístico es culpable de destacar lo bonito y hundir lo genérico. Star Wars tiene muchos más mundos que enseñar. Ni un comentario sobre el sonido Skywalker. Como siempre, no defrauda.