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Star Wars: El Poder de la Fuerza (The Force Unleashed)

Lucha contra hordas de imperiales y rebeldes. Lucha también contra el juego y sus ratos malos, disfruta luchando en sus ratos buenos.

Star Wars: El Poder de la Fuerza - Análisis

Los fans de Star Wars deberían tener muchos motivos para prestar atención al nuevo juego de Lucas llevado a Wii por la gente de Krome. Un nuevo argumento para contar historias entre los episodios III y IV conociendo el entorno de Vader y el poder sith y, sobre todo, una jugabilidad dedicada literalmente al Poder de la Fuerza. Sin embargo, tras acabar el producto final ese fan deberá decidir si su adoración por la franquicia y los controles Wii pueden con un montón de bajones.

Es difícil pensar que el propio Lucas ha revisado el argumento de este juego, como se dice que hace con todos los productos Star Wars. No por la cara plana y sin expresión del personaje principal (y de los demás, pero eso es cuestión de los desarrolladores), quizás tampoco porque la historia esté en un segundo plano mucho tiempo, sino porque lo que se cuenta, que podría ser la baza principal para cualquier coleccionista, es muchas veces poco creíble. Y está dentro de las premisas “niño frustrado acepta ser adiestrado en el Lado Oscuro, Lado Oscuro malo con todo y todos, traiciones por doquier”. Incluso tiene buenas ideas de enlace con la historia principal y un papel decisivo en los planes de la Rebelión. Pero el material interesante es poco. El juego está lleno de clichés y momentos de “ya lo he vivido”, los cameos de personajes de las películas son forzados cuanto menos y se llegan a vivir escenas casi calcadas de las mismas, como si el espectador buscara o se conformara con ver otra vez los mismos planos y situaciones (¡y hasta disfrutara con ellos!) en lugar de pedir nueva trama. El mismo final del juego es suma de momentos en los que quieres emocionarte, copias de secuencias pasadas y escenas que no tienen coherencia ninguna, ni con las películas. Tampoco ayuda un doblaje irregular (en Vader es de un monstruo, pero en el Maestro Kota es muy bueno) o la falta de identidad general, que a veces confunde lo que debe ser un sith con un jedi y viceversa. Será por los tiempos de incertidumbre.

 

Ese final llega tras seis horas y algo de Fuerza agridulce. Es innegable que tiene momentos estupendos de destrucción y espectáculo conseguidos, y que juguetear con la Fuerza así es algo novedoso para el jugador. Desde el primer nivel, en el que se controla a Vader a modo de tutorial, lo más divertido es experimentar con los poderes. Como están bien adaptados a los mandos de Wii, la sensación de novedad y la satisfacción son superiores, probablemente sumando un punto exclusivo de diversión frente a las versiones de botones. No son lo mismo unas pulsaciones que levantar a un soldado imperial y lanzarle el sable con un giro de muñeca, ensartándolo. O en lugar de lanzarle el sable, estrangularlo girando la muñeca o estamparlo contra el suelo de un golpazo con la mano izquierda. O empujar a un puñado de enemigos al vacío de un golpe con tu mano. Incluso desatar una onda expansiva con ambas manos a la vez. Hay más ejemplos de Fuerza que se ejecutan con movimientos, y además los poderes se pueden comprar y subir de nivel (no es lo mismo el rayo cuando lo has mejorado y puedes combinarlo con el empujón, a modo de “ha-do-ken”). Todo es aplicable a los mencionados enemigos y a multitud de elementos del escenario que, con unas físicas trabajadas, se manipulan de forma realista e invitan a seguir jugando. Coger un cajón y empotrarlo contra quien sea, poner a una torreta de tu lado, parar una bomba en el aire y devolverla…