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Silent Hill: Shattered Memories

Ese sueño que un día se repite de una forma distinta para contarte más cosas de ti.

Silent Hill: Shattered Memories - Análisis

Cuando Harry entreabre una puerta, tu mano es la suya, que otea la oscuridad apuntando con la linterna. Cuando una de esas horrorosas criaturas se te agarran al cuello, los brazos del protagonista siguen a los tuyos intentando zafarse con un empujón al aire, y perdiendo adrede el centro de la luz. Cuando huyes despavorido -muchas veces con la sensación de avanzar en vano, como en una pesadilla real- son tus gestos los que vuelcan los muebles en el momento oportuno, los que aceleran una escalada o una internada a gatas.

Tu vista, tu mano, tu mente. Si en el terapeuta hay que rellenar un test, pintarrajear una plantilla o colocar unas figuras, son tus gestos temblorosos los que denotarán tu indecisión, delatarán tu mentira.

El móvil de última generación también figura en tu poder, no es un aparato separado por el cristal de la pantalla. Las llamadas del más allá suenan y vibran en tu mano, con voces de un doblaje sensacional (en inglés) que tienen mucho que contarte al oído. Los entes rugen interferencias en tu pequeño altavoz, consiguiendo una tensión mucho más cercana. Usar la cámara o el GPS en los momentos más complicados, con el corazón a mil, confundiendo los atajos de menú de ese teléfono que calca tu mando, es algo definitivo en Wii. Y sin hablar de esos dos o tres momentos donde la historia explota en un escalofrío mientras eres Harry más que nunca.

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Un mapa de la zona... hora de tomar notas en el del móvil.

La conclusión es que el Wiimote no se queda en la interacción, sino que va un paso más allá en la percepción del jugador. Es la clave exclusiva que convierte a un juego de "tercera persona" en una experiencia de "primera persona", valga la licencia.

 

La confesión y la cordura

El sistema de perfil psicológico es al género lo que en su día fue el de cordura de Eternal Darkness: un reclamo inevitable para intentar presenciar todas las variaciones del juego y una refrescante idea para sorprender en un estilo explotado.

Al comienzo, las visitas al Dr. K pueden quedar como curiosos intermedios que no llevan mucho más allá. Sin embargo, continuar con sus terapias durante la historia y, sobre todo, comparar el recorrido con el de otro jugador-perfil irá destacando mil y un detalles que no se quedan en la apariencia y llegan a modificar el argumento y la "actuación" del propio doctor, desembocando en cada final disponible. La barbaridad de imágenes, texturas y sonidos preparados para estas modificaciones son a la vez prueba del gran trabajo realizado y coleccionable para el jugador devora-detalles.

 

Es mi Harry, es tu Harry. Cambiaremos nuestro Harry.

Un restaurante que se convierte en garito si eres más rebelde. Un cartel que dice "no escalar" para contradecir tu habitual respeto por las reglas. Un puzle que cambia completamente en base a tus recuerdos o secretos, dedicado a tu sorpresa. Una constante interpretación que reclama tu atención.

No daremos ejemplos más específicos; para ello inauguramos estos días el Diario de Juego de Silent Hill Shattered Memories, donde registrar y compartir la pesadilla de cada revogamer. Pero sí cruzamos los dedos para que esta innovación se conozca y extienda en el futuro, pues cada repaso a la aventura nos sigue dejando pinceladas que pasamos por alto la primera vez.