Silent Hill: Shattered Memories
Ese sueño que un día se repite de una forma distinta para contarte más cosas de ti.
Silent Hill: Shattered Memories - Análisis
Memorias hechas trizas. Aunque las almacenes en una cinta VHS, el tiempo las deforma. Lo que otrora fue un feliz recuerdo familiar, hoy, en la introducción del nuevo Silent Hill, es un bucle extraño y deteriorado.
Más nervioso en cada vuelta, intentas buscar un elemento esclarecedor entre las imágenes. Algo que te asuste del todo. La sugestión ha comenzado: ya estás preparado para comenzar la pesadilla.
Quizás la niebla de la película o el ruido del carro habían aportado a esa tensión, pero ahora, con el melancólico piano de Yamaoka y el whisky bañando esos hielos tan bien dibujados cambias la inquietud por la atención, la alerta por la inmersión.
¿Qué está pasando aquí?
Con más o menos acción, puzles o exploración, Shattered Memories consigue despertar distintos estados de predisposición en el jugador, para luego intercambiarlos con un ritmo impredecible.
Algunos han dicho que faltan rompecabezas, otros que hay pocos sobresaltos fuertes. Hay quien se queja de la duración de la historia, o quien lo ve difícil ahora y fácil después. Todos aciertan bajo ciertos estándares, pero si este juego fuera más esperable en cada momento, sería menos llamativo. No decimos que no hayamos echado de menos más versiones de los elementos que nos han impactado, como tal puzle o cual escena; pero sí que sin un sota, caballo y rey, una aventura de suspense tiene más de eso mismo.
Así, el usuario podría esperar encontrarse la estructura terapeuta-exploración-pesadilla, pero no sabe cuánto durará cada una, cuándo dará un giro o lo importante que ha sido el último paso. No sabe lo que tiene que venir, y por eso disfruta de cada momento, perdona cuando lo que esperaba más fue menos y aplaude la inversa.
Las interferencias en imagen y sonido avisan de un polstergeist. Algunas fotos del más allá son difíciles de encontrar.
Nuestro Harry Mason se embarca en la búsqueda de su hija Cheryl en el peor escenario posible, el mejor para volver a la sugestión del comienzo. Pero el turbador pueblo de Silent Hill, completamente anegado por nevadas históricas, se permite quitarse protagonismo para mirar a la cara y el interior del jugador y de Harry, verdaderos misterios a tratar. Este aspecto, sumado a la importancia de los personajes secundarios y la relación con ellos, construye un guión mucho más humano, mucho más personal y, al final, mucho más psicológico.
Es lo que tiene el ‘deja-vu' (acertada definición de Konami) que supone esta interpretación respecto al Silent Hill original: puede resultar familiar, pero todos lo pueden jugar porque es completamente distinto.
Por y para Wii
Después seguiremos con la fuerza de Shattered Memories como narrador jugable. Pero para ello hay que describir el irrompible vínculo que el desarrollo tiene con el Wiimote.
Unidos completan un juego completamente incoherente con otro sistema de control. Un trabajo dedicado que pone al Silent Hill de Wii en el apartado de las obras que tienes que enseñar a los demás para que comprendan de qué va la consola cuando se pone seria