Rhythm Thief y el misterio del emperador
El ladrón que le devuelve el ritmo perdido a SEGA.
Rhythm Thief y el Misterio del Emperador - Análisis
De aventuras por las calles y monumentos de París
Aquí no se visita las calles de Londres, ni tampoco se avanza a medida que se van resolviendo puzles de lógica. En su lugar está París, la ciudad de luz y del amor, y los rompecabezas no te estrujarán el coco, sino que en su lugar te harán agudizar el oído. Pero en rasgos generales, la mecánica principal de juego será muy similar a la empleada en la saga de Level-5.
París poco a poco te va abriendo sus calles y la pantalla superior se transformará en mapa en 3D (con una vista semi-cenital que explota el efecto hacia dentro) por el cual nos vemos de un punto a otro, de una pantalla a otra, gracias a la cruceta o al Circle Pad. Eso en la superior, porque en la inferior es donde se desarrollará el juego en su parte más aventurera.
En la pantalla táctil nos encontramos con la estampa propia de cada calle parisina engalanada en sus días previos a la celebración de su festival. En ella aparecerán algunos personajes con los que se podrá conversar e incluso ayudarles según lo necesiten, mediante la captura y reproducción de algunos sonidos de la calle. Pero la cosa no se queda ahí, y es que cada pantalla suele guardar varios secretos en forma de medallas ocultas, los citados sonidos o bien discos y partituras de notas de Phantom. En resumen, una buena dosis de búsquedas secundarias que te harán revisar de cabo a rabo cada una de las pantallas.
Siente el ritmo en tus manos
Si la parte más propia de una novela visual aguanta el peso de esta aventura de SEGA, los puzles musicales y los desafíos rítmicos son los encargados de romper la rutina y darle un toque diferente al género. Los primeros, habitualmente suelen ser del corte ‘Simón dice...’, en los que hay que repetir el ritmo marcado pulsando el objeto de turno o bien adivinando la secuencia musical que lo precede. Unos rompecabezas sin grandes complicaciones y que no suponen un gran reto.
Por su parte, los desafíos rítmicos le ponen la pausa a la aventura ¿o más bien todo lo contrario? Y es que la compañía de Segata Sanshiro ha incluido un total de 50 minijuegos de lo más variados que saben exprimir los principales métodos de control de Nintendo 3DS. Botones, cruceta, táctil o giroscopios, nada se ha le ha resistido a SEGA a la hora de implementarlos y la verdad es que lo ha logrado con nota. Hasta el punto que ni el giroscopio da problema alguno (en estas pruebas el 3D se desactiva automáticamente) y responde a la perfección.
Es cierto, que si cogiéramos a los 50 minijuegos por separado y los agrupáramos a todos ellos en un simple juego rítmico, seguramente no alcanzaría el nivel de excelencia y de locura de otros juegos del género, pero en Rhythm Thief cada uno suele tener su contexto y un motivo para que sea así, sin desentonar y muy acertados para cada momento.
Pero no todo es perfecto y en ellos se encuentra uno de los mayores puntos negativos del juego. Bueno, más bien se esconde en su sistema de puntuación. Un sistema en el que prima más realizar una buena cadena de aciertos al final que al principio, cosa que hace que se penalicen más los errores finales que los que se puedan cometer al principio del desafío. Motivo por el cual el conseguir o no una puntuación de A dependerá del buen hacer del jugador durante los últimos compases de la prueba.