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Super Castlevania IV

El Castlevania más clásico.

Retroanálisis - Super Castlevania IV - Análisis

Un plataformas puro y duro

Olvidad un castillo enorme para explorar, la adquisición de cientos de armas y armaduras, de comprar objetos en tiendas y de subidas de nivel. Super Castlevania IV era un plataformas puro y duro, dividido en fases y cuyas opciones para mejorar de armas se limitaban a las de cualquier juego de aquella época.

Podíamos mejorar el látigo un par de veces, pasando de una sencilla arma de cuero a un lucero del alba, metálico, con espinas, larguísimo, que podíamos usar tanto para matar a los enemigos, destruir las armas arrojadizas que nos lanzaban y, la más espectacular de todas, para balancearnos de salientes, al más puro estilo Indiana Jones.

 Super Castlevania IV

Si Mario tiene los bloques de ladrillos y Zelda tiene sus arbustos, en Castlevania están los candelabros. Es imposible no ver uno de ellos y lanzarte a destruirlo con tu látigo y esperar la recompensa que caiga. Pueden ser puntos, corazones para usar las armas secundarias, un trozo de carne para reponer vida y la posibilidad de que caiga un arma secundaria. Muchas veces, un nivel podía pasar de ser un infierno a una zona asequible gracias al arma secundaria que tuviéramos equipada, que podía ser un hacha arrojadiza, agua bendita, una cruz bumerán y el cotizado reloj, que detenía a los enemigos durante un periodo limitado de tiempo.

Con todas estas herramientas había que abrirse paso por el Castillo de Drácula, superando niveles de lo más variado. Había zonas de simple scroll lateral, otras veces había que trepar por plataformas, con cuidado de no caerse al vacío o caer en unos pinchos, usar el látigo para alcanzar zonas inaccesibles, acabando con centenares de enemigos diferentes y, por supuesto, con un gran jefe al final de cada nivel.

Super Castlevania IV