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Super Castlevania IV

El Castlevania más clásico.

Retroanálisis - Super Castlevania IV - Análisis

Mi primera experiencia con una Super Nintendo no fue con Super Mario World, sino con Super Castlevania IV. Era el juego que estaba expuesto en la sección de juguetes de una tienda. En la televisión se podían ver esos pedazo de gráficazos, esos personajes enormes y la espectacular música que te transportaba a ese otro mundo, lleno de esqueletos, zombis y vampiros.

Konami ya era toda una experta en ofrecer a los jugadores lo que querían. NES había tenido tres raciones de Belmont y ya era el momento de demostrar de lo que era capaz el Cerebro de la Bestia. Antes de que llegará Koji Igarashi  y revolucionara de nuevo la saga, antes de que la exploración y el rol se hicieran con el control de Castlevania, ahí estaba Simon Belmont, armado con un látigo, dando saltos y enfrentándose al temible conde Drácula.

 

El encanto de los clásicos

Ahora en los videojuegos suelen primar los buenos gráficos sobre todos los demás apartados de un videojuego. Sin embargo, aunque son importantes, hay algo que muchas veces no se consigue: atmósfera. Meter al jugador en la acción, hacerse que se olvide completamente de todo lo que no sea el juego, hacerle sentirse en el papel del protagonista, crear un mundo coherente para perderse un rato.

Super Castlevania IV, pese a estar hecho de sprites y con su música de sintetizador, consigue todo esto y mucho más. La riqueza y variedad de sus escenarios nos llevan desde a los jardines del castillo de Drácula hasta las mazmorras, los subterráneos, salones de baile y hasta la sala del tesoro. Personajes enormes, enemigos llamativos y, como no podía ser de otra forma en un Catlevania, una banda sonora absolutamente magistral, como pocas se han compuesto nunca para un videojuego.

Super Castlevania IV 

Y eso que en realidad Super Castlevania IV fue un remake del primer Castlevania, con un lavado de cara absoluto y más del doble de extensión, con nuevas zonas para explorar y características únicas que sólo podían ser vistas en una Super Nintendo de entonces.