Resident Evil: The Darkside Chronicles

Resident Evil: The Darkside Chronicles - Análisis

Hasta ahora, los muy conocedores podrán pensar que The Darkside Chronicles no tiene mucho que aportar, sin embargo no es lo que cuenta, sino cómo lo hace, lo que pone a este juego mucho más allá de The Umbrella Chronicles, así como de los dos últimos juegos numéricos. Por una parte, Cavia ha producido numerosas escenas de vídeo de gran calidad que interrumpen la partida en cualquier momento (siempre con lógica) para poder contar ese detalle que impacta a un personaje, esa frase que no puede perderse o ese abrazo que creará un vínculo importante para la serie. Creo no equivocarme al decir que no existe ningún juego en Wii con este trabajo de producción, de la misma calidad, pero con más extensión que en Deadly Creatures, aunque el doblaje de THQ deja en pañales a este tan mediocre. Por otra parte, y esto es lo mejor, es un auténtico regreso al género de terror. Gracias a la nueva cámara y al trabajo de sonido, con numerosas composiciones mezcladas son silencio y un aprovechamiento sin igual del altavoz del Wiimote, se ha podido crear una atmósfera muy tensa que se rompe en varios momentos con sustos más conseguidos que el típico zombi tras la esquina. El balanceo y los giros continuos simulando una cabeza inquieta no permiten apartar la mirada de la pantalla y las conversaciones y cuchicheos con el compañero elevan la tensión.

Para los auténticos fans hay esperando una tonelada de datos, archivos, notas, memorias, cartas y demás formatos de papel que se pueden ir recogiendo por el escenario, casi todos ocultos. Algunos ni siquiera al alcance de un tirador normal, porque habrá que ser preciso y rápido.

Dicho esto, no hay que olvidar que esto sigue siendo Resident Evil.

Sin una bala de más

Esta atmósfera de terror se ha logrado volviendo a unas bases claras: menos zombis y más camino. La adaptación de los viejos escenarios no se ha convertido en un tiro al blanco gratuito, siguiendo el patrón de los últimos años (algo que sí se nota más en el nuevo). Hay un buen número de enemigos poblándolo todo, pero sólo algunos obstaculizarán el avance y harán que se detenga la cámara. Y es que la jugabilidad y la exigencia está integrada casi a gusto del consumidor. Aunque hay tres niveles de dificultad, en cada uno de ellos es el jugador el que decide cuánto quiere complicarse la vida: puede matar a los justos y seguir o ir a por puntos. La nueva cámara entra en escena de forma elemental porque algunos sólo estarán a tiro unos segundos esperando un disparo a la cabeza. En general no es difícil completarlo con solvencia, pero el que se distraiga puede ser herido y las plantas verdes están justas. Amén de un nuevo uso del spray, que ahora es un "resucitador" automático que evita gastar continues.

Esa cámara temblorasa puede asustar al principio, pero Cavia ha redefinido el sistema de control y ha quedado tan fino que anima a dar caña, con la cruceta para las armas y la curación automática en "+". El Wiimote es más que suficiente y hay pequeñas opciones de configuración que, hoy en día, deberían ser más. Lo que estaba bien no se toca, y así quedan el cuchillo y las QTE, reservadas sobre todo para los jefes finales. También siguen los puntos críticos de los enemigos, tan difíciles de acertar como indispensables para hacer una buena puntuación. Los escenarios son muy destructibles (o más bien "destrozables") y esconden prácticamente todos los secretos en forma de logotipos de Umbrella. Y también gran cantidad de monedas sin las que apenas puede evolucionar el armamento. La pistola tiene munición ilimitada pero es muy débil y cuesta mejorarla y tampoco hay munición escasa del resto de armas. Otro factor que hace el juego asequible.

Un nuevo escenario, el nuevo estilo

Para evitar que el juego se haga repetitivo han recurrido a la diferenciación de situaciones y a la variedad de enemigos, cada uno debe ser abatido con una técnica distinta si no quieres tardar una eternidad y ser dañado. Los capítulos constan también de jefes intermedios y otros enemigos de poder como Tyrants o chupadores, en su vertiente más clásica, junto a las nuevas mutaciones, semejantes a las conocidas pero con su toque latino. En las más de 8 horas que se requieren para completar el juego sin entretenerse no habrá sensación alguna de estar haciendo dos veces lo mismo y eso en un juego sobre raíles es digno de alabanza.