Red Steel 2
Un FPS que sólo puede existir en Wii: First Person Swordmaster.
Red Steel 2 - Análisis
Sólo un parecido más con Red Steel
Buscando parecidos entre las dos entregas, más allá de la combinación de armas, está el núcleo de la historia: la batalla entre dos clanes ninja por una espada codiciada. Ni es trascendental ni está contada de una forma interesante, pero es suficiente para justificar el entorno en el que sucede. Eso sí, llega doblada al castellano. Comienza en la pequeña ciudad de Caldera, que cumple todos los clichés de un pueblo del oeste, excepto un "detallito". Todo está distorsionado a lo japonés, con construcciones y tejados orientales, jardines de roca y bambú, letreros escritos con kanjis, perfecta para acoger la disputa samurai. Además del buen hacer con el recorrido de sus calles, brilla por la recreación de los entornos gracias a uno de los trabajos con la técnica cell shaded más espectaculares jamás vistos en consola, sin dudarlo en Wii. Por muy lejos que vaya la vista siempre encontrará algo sólido y trabajado, ya sea un edificio de madera, una construcción de metal o la piedra achicharrada por el sol. Pero no es el único, porque lejos de sus paredes esperan más escenarios de dimensiones parecidas y estructuras semejantes, que transmiten las mismas sensaciones.
Este gran trabajo también ha llegado a los personajes, a todos. Es cierto que hay muy poca variedad de enemigos y que los chacales acaban siendo algo aburridos, pero sus vastos cuerpos occidentales vestidos con mucho mimo con ropas aparentemente orientales los colocan por encima de cualquier "malo-básico" de videojuego. El esfuerzo artístico va en aumento cuanto más fuerte es el rival, mezclando siempre lo tendría que ser con alguna varianza rara para darle originalidad. En cuanto al protagonista, el vaquero samurai sin nombre, muestra todo su esplendor en sus finos movimientos durante el combate. La cámara le sigue de cerca para aumentar la tensión de los duelos a espada, para permitir oler el acero. También es sobresaliente el trabajo con las animaciones, surtidas de efectos técnicos en las fantásticas y de enorme velocidad en las técnicas. Disfrutarás lanzando a un katakara por los aires para después, desde el aire, poder golpearle hacia abajo y finiquitarle atravesando su pecho en el aterrizaje. Lástima que en las batallas finales las barras de vida no sean un poco más largas para disfrutar aún más del momento.
Músicas mezcladas entre el extremo oriente y el lejano occidente completan una ambientación privilegiada para un juego sin nada que contar. Es una forma sensación de que los sentidos se pongan cómodos mientras se disfruta del arte de la espada y se acompaña con las armas de fuego.
Y así durante unas diez o doce horas, con una dificultad creciente pero muy ajustada para que el patoso espadachín de los primeros compases se sienta un auténtico ninja con Wiimote. Para quien lo complete a toda prisa, quedarán las misiones secundarias en las que ganar más dinero, necesario para completar todas las evoluciones de los poderes, magias, armadura y demás, accesibles desde los distintos locales de los aliados. Una peculiaridad espera en los niveles de dificultad subsiguientes: los enemigos atacarán con golpes más difíciles de bloquear, reflejados por un haz rojo. Es difícil morir en normal porque todos sus ataques acaban en nada con una defensa mediocre. Pero si eres tan valiente, prueba a buscar el más difícil todavía y aprende a defenderte y a atacar en el momento exacto, valorando la vida.
Este es un juego realmente revolucionario, que introduce de forma definitiva el concepto de acción real con la espada que tanto tiempo llevábamos esperando. Pero no lo hace sobre cualquier base, sino sobre una jugabilidad depurada y un trabajo técnico impecable. Tan pulido que sirve para limpiar las manchas que dejaron los innumerables fallos de la primera parte. Un juego que ningún amante de la acción y de la espada puede dejar pasar, porque, repito, no existe absolutamente ningún videojuego en el mercado como Red Steel 2.