No More Heroes 2: Desperate Struggle
“Cada uno lleva el dolor a su manera, ¿no? Algunos lo hacen en los funerales… yo corto cabezas”.
No More Heroes 2 Desperate Struggle - Análisis
El intento de sandbox tuvo sus ideas originales, marca GHM, pero se nota que el estudio ha trabajado con mucha más ilusión en los jueguecitos 8-bit, consiguiendo al final que eso de ganar dinero sea una obligación por diversión y no un proceso pesado que esquivarías más de una vez. Para no ser el centro del proyecto, el conjunto de curros retro sorprende por su calidad, y es realmente capaz de rememorar clásicos de los 80 tanto por diseño artístico como por forma de juego. Desafiantes y nostálgicos, estos arcades a tiempo parcial son un perfecto enlace/homenaje al pasado, y brotan desde los pequeños guiños que ya se encontraron en el primer juego.
Oferta laboral en Desperate Struggle. Quizás se habrían controlado mejor con cruceta.
Dejando las actividades extraordinarias, el principal oficio de Travis es matar a sus rivales del ranking, y antes de cada rival, a sus secuaces. En esta continuación, el combate gana enteros con modificaciones aparentes o pequeños detalles.
A la vista están novedades como los elementos destructibles del escenario (una batalla final se basa en esta nueva complicación), el mayor incordio de los grupos de enemigos (ahora saben acorralarte mejor) o la gran posibilidad de cambiar de katana en vivo. Esta última aportación se ha ligado a las peleas que va proponiendo el juego, de modo que el jugador debe decidir cuándo interesa el sable pesado, lento y destructor, u otra de las cuatro ofertas. Y luego quedan los poderes especiales, más poderosos y más divertidos que antes, aunque a veces liberar el cargador del tigre sea más una forma de avanzar rápido que una estrategia.
Novedad: golpea contra el mobiliario o las paredes para infringir más daño.
Pero se ha ido algo más allá refinando la fórmula del primer juego, algo justo y necesario. El dark stepping es mucho más complicado de realizar (casi era un regalo antes) y hay que estudiar mejor el momento de atacar, y cómo hacerlo. También es cierto que vuelve alguna zona repetitiva (sobre todo al final del juego) o que se podía haber sacado más provecho de las cogidas de wrestling o de las combinaciones de modos de golpeo arriba-abajo (una de las grandes innovaciones del original).
Con los nuevos ajustes también se ha convertido en un juego algo más arduo, mucho más cuando se desbloquea el tercer modo de dificultad. Sin decírtelo literalmente, el desarrollo te va invitando a ir al gimnasio o al laboratorio para mejorar tus condiciones físicas y tu armamento, pues la diferencia con el juego algo avanzado es de vida o muerte.
Para ser un juego de acción, se agradece que pase con holgura de las 10 horas en modo normal y que tenga muchos detalles de personalización y juegos internos que completar. Por supuesto, no son 51 jefes finales, pero ya estarás imaginando que la cifra real es otro guiño. Además, como gran extra de esta continuación, las batallas finales se pueden acceder desde el menú al terminar el juego, parodiando (otra más) un juego de lucha al uso. Ideal para desahogarse un rato.