Monster Hunter 3 Tri
Una vida por delante.
Monster Hunter 3 - Análisis
Si sigues nuestro consejo, en más de lo que dura de media un juego de la actual generación estarás en Monster Hunter Tri comenzando a saborear su chicha, ya acostumbrado a las necesidades de mejora del equipamiento, habiéndote aproximado a un puñado de especies distintas y comenzando a dominar esa colección de objetos a los que hay que echar mano constantemente. Ya tendrás ciertas inclinaciones, y descubrirás que has ido mejorando las armas que más te tiraban, en base a los materiales extraídos de los monstruos que por alguna razón cazaste mejor. Sonará exagerado, pero a veces la formación del cazador parece un extracto comprimido y derivado de la vocación y gustos personales, de la vida del jugador. Sería imposible sin el gran abanico de combinaciones posible o sin tener que recorrer tan largos y arduos caminos para obtener resultados.
Es realmente sorprendente cómo se ha medido la progresión de cada cazador, en base a miles de parámetros y sin grandes altibajos o descompensaciones.
La sencilla fórmula ‘caza para mejorar, mejora para cazar' aplicada a un mundo tan amplio es el gancho inevitable para los que se metieran en el juego con cierto interés. En un momento dado pueden verse repitiendo monterías ya vividas por placer o por ambición, o hurgando en aquella caverna que seguro esconde algo. Ya están dentro del sistema, y el cuerpo les pide medirse con la siguiente gran bestia o jugar algo más con el asombroso árbol de armas para sentirse más seguro y poderoso. Puede que a este respecto tengan más quejas los viejos de la serie, por la eliminación de algunas armas míticas.
Consigue más recompensa con las submisiones, pero debes hacerlas siempre antes que la misión principal.
Pero que quede bien claro que aquí no hay héroes, sino currantes. Los grandes protagonistas son los monstruos. De las bestias depende todo el juego; todo lo que preparas es para y por las bestias, y toda la emoción y recompensa (emocional) te la proporcionan las criaturas.
"Conócelas, respétalas y cázalas" va más allá de un eslogan, pues es exactamente el paso a paso que se debe seguir en este juego. Si no las conoces, sus imprevisibles (de ‘naturales') reacciones acabarán contigo o te desconcertarán, como las escapadas que hacen para recuperarse o cuando se enzarzan con otros bichos.
Si no las respetas, no sabrás aceptar que muchas (MUCHAS) veces hay que perecer en el campo para ir aprendiendo la mejor forma de afrontar el combate. Sí, se trata de ensayo-error del bueno, sacrilegio en una época en la que todo está mascadito y guiadito, en la que por perder un par de veces ya te estarían pidiendo perdón. Y aquí vuelves a sentir el desafío, vuelves a picarte con la bestia como si estuviera viva, ‘guardándosela' para después. Si no las respetas, creerás que en algún momento te dejarán el lanzacohetes en una esquina o verás inapropiado que pierdas toda tu salud de un golpazo rabioso, o que te dejen K.O. las otras criaturas que pasaban por ahí, viviendo su instinto virtual. El conocimiento de las bestias deriva en un combate totalmente basado en el timing y la precisión, como los juegos de antes, como si en este mundo no hubiera lugar para los QTEs o las super combinaciones de botones. A veces, quedarse en lo clásico es lo que marca la diferencia.
Cha-Cha, este pequeño señor te ayuda en la historia en solitario. Lo mejor es que puedes irlo personalizando su modo de caza respecto al tuyo.
Se podría decir que Monster Hunter Tri crece lo necesario como para salirse de la rareza de nichos; eso es lo que pretendía Capcom y eso es lo que ha conseguido con creces. Todo era necesario para salir de Japón, el completo online gratuito con sistemas de comunicación, la experiencia más equilibrada y con guía descrita antes, el pulido visual y de manejo (esa cámara mejorada), la inventiva añadida (caza subacuática, cantidad de nuevos diseños...) o los detalles del ecosistema para crear un mundo más convincente. Es un juego mucho más serio, que elimina las situaciones más exasperantes de los anteriores ofreciendo un conjunto mucho más macizo.