Mario Party 8
Mario y compañía tiran los dados por octava vez en un título que pese a que empieza a mostrar signos de falta de novedades, sigue manteniendo la diversión de sus mejores entregas.
Mario Party 8 - Análisis
Dentro de los diferentes modos de juego, el más clásico será “Carpa Fiesta”, donde nos podremos batir con hasta 3 adversarios más, y donde podremos ajustar diferentes parámetros como pueden ser el número de jugadores controlados por la consola y su nivel de dificultad, los personajes con los que jugaremos, el número de turnos, los minijuegos a los que jugaremos (a todos o a los fáciles), si habrá bonificación por estrellas al final de la partida (la cuál será aleatoria, en función de las casillas en las que hayamos caído). Por último y tras haber configurado el juego a nuestro gusto, elegiremos el mapa donde queremos jugar, que en esta ocasión serán 6: El Templo Kong, El Tablero del Tesoro, La Mansión del Rey Boo, El Expresso Shy Guy, Koopachopolis y La Galaxia de Bowser. Otros modos de juego que tendremos sarán la Batalla Estelar, que será el modo para un jugador y donde competiremos contra otro personaje, la Carpa Minijuegos, donde podremos jugar a todos los retos a los que hayamos jugado o desbloqueado; el Pabellón Extras, donde jugaremos a unos minijuegos de una duración muy larga (habrá ocho, de los cuales sólo cuatro estarán disponibles al principio); y el Bazar Diversión, donde podremos comprar extras y ver estadísticas.
Y es que algunos de los tableros en los que nos batiremos en duelo con nuestros amigos merecen especial atención, como puede ser la Mansión del Rey Boo, donde nunca sabremos dónde se encuentra la estrella, e iremos avanzando dando palos de ciego por todo el mapa hasta encontrar una de las deseadas habitaciones donde habita su fantasmagórica majestad, que nos venderá las preciadas estrellas por tan sólo 10 monedas, mientras evitamos trampas, espejos que nos cambian de posición, o falsas habitaciones que nos envían en un periquete a la casilla de salida; o Koopachopolis, uno de los mapas más originales a los que el que suscribe estas líneas ha jugado, donde tendremos que especular con hoteles, hacer inversiones, mejorarlos y robárselos a nuestros enemigos, para alzarnos con la victoria. Os puedo asegurar que no hay nada más frustrante que ver cómo todo el dinero invertido en un hotel, ganado con el sudor de vuestra frente (y el movimiento de vuestros brazos), se ve superado por la inversión de tu hermano, mientras se ríe de ti, y a parte de robarte tu propiedad, resta una estrella a tu marcador, dándole totalmente la vuelta a la partida a sólo 5 turnos de acabar esta.
En cuanto a los minijuegos en los que nos veremos las caras, los hay de varios tipos, desde carreras de hovercrafts o de snowboards donde tendremos que coger el mando de forma horizontal y moverlo cual volante, a sobrevivir en una plataforma rodeada de lava manejando a los personajes con el pad agarrado como un mando clásico de NES dirigiendo con la cruceta y saltando o golpeando con los botones 1 y 2, u otras muchas pruebas más exclusivas de una consola como Wii, como en la que por ejemplo debemos serrar una madera, clavar un clavo, poner un reloj en hora, disparar y pintar un papel haciendo los movimientos específicos para ello. Lo que si que podemos aseguraros es que con este Mario Party, el frenetismo en estas cortos desafíos de alrededor de 30 segundos está garantizado, y muchos agradecerán que no se requiera tanto machacar los botones del Wiimote, lo que alargará notablemente la vida de estos (mis mandos de Nintendo64 nunca fueron los mismos después de 3 entregas de Mario Party en una familia de 4 hermanos). Además, en los últimos títulos de la saga el manejo se había ido complicando cada vez más hacia intricadas combinaciones de botones que los alejaban de la premisa de la saga de manejo sencillo e intuitivo.

En cuanto a los minijuegos en los que nos veremos las caras, los hay de varios tipos, desde carreras de hovercrafts o de snowboards donde tendremos que coger el mando de forma horizontal y moverlo cual volante, a sobrevivir en una plataforma rodeada de lava manejando a los personajes con el pad agarrado como un mando clásico de NES dirigiendo con la cruceta y saltando o golpeando con los botones 1 y 2, u otras muchas pruebas más exclusivas de una consola como Wii, como en la que por ejemplo debemos serrar una madera, clavar un clavo, poner un reloj en hora, disparar y pintar un papel haciendo los movimientos específicos para ello. Lo que si que podemos aseguraros es que con este Mario Party, el frenetismo en estas cortos desafíos de alrededor de 30 segundos está garantizado, y muchos agradecerán que no se requiera tanto machacar los botones del Wiimote, lo que alargará notablemente la vida de estos (mis mandos de Nintendo64 nunca fueron los mismos después de 3 entregas de Mario Party en una familia de 4 hermanos). Además, en los últimos títulos de la saga el manejo se había ido complicando cada vez más hacia intricadas combinaciones de botones que los alejaban de la premisa de la saga de manejo sencillo e intuitivo.