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Let's Tap

El mando de Wii ha sido espada, pistola, bate, raqueta, volante y hasta nave espacial que sobrevuela el interior de una nariz. Aún así, este juego demuestra que se puede llegar mucho más lejos.

Let's Tap - Análisis


En los últimos años, han sido muchos los intentos para hacer de los videojuegos un entretenimiento plenamente accesible y atractivo para toda clase de público. Pantallas táctiles han eliminado el obstáculo que los botones pudieran suponer a los no iniciados, y detectores de movimiento o cámaras han intentado (con mayor o menor fortuna) hacer del juego una experiencia plenamente intuitiva. Y tras todos estos avances y experimentos llega Let's Tap, un título con una premisa tan sencilla como dar toques a una caja.

Quizá de primeras no pueda sonar muy original. Al fin y al cabo, ya existen juegos que emplean periféricos con fines similares como Donkey Konga, pero la gracia de Let's Tap está en que no necesita periférico. Basta con poner el mando de Wii sobre una caja de cartón (que se puede adquirir por duplicado con el propio juego) para que éste detecte los toques que damos sobre ella. Aunque pueda parecer una solución barata para atraer público, posee una sensibilidad mucho mayor de la que se podría obtener con cualquier tipo de mando convencional, y el juego así lo refleja.

SEGA Japan Event Let's Tap

Una vez asimilado este curioso control (un tutorial comprensible y muy explicativo enseña todo lo relativo a su uso antes de empezar) cinco minijuegos, animados por una estética muy alegre y colorista, son todo lo que el título ofrece. Afortunadamente, son completamente distintos entre sí, por lo que trataremos sobre ellos en apartados diferentes. De todos modos, la duración no es el punto fuerte de Let's Tap.

 

Maratón

El primero de los minijuegos es una carrera llena de obstáculos en la que se corre dando toques repetidamente sobre la caja; con un toque más fuerte el personaje salta. Quizá no pueda ser más fácil de aprender, pero requiere bastante práctica para llegar a dominarlo. Cuanto más rápidamente se toque la caja más correrá el personaje, hasta llegar a un punto de velocidad máxima sólo superable por un sprint realmente difícil de conseguir. Pero es más que probable que, intentando alcanzarlo, o bien llevados por la emoción (esto ocurre bastante en multijugador), o simplemente por un despiste el toque sea demasiado fuerte y el corredor se detenga para saltar, lo que hace perder un tiempo valioso. Reducir la sensibilidad del mando en las opciones no lo soluciona, así que resulta ser una cuestión de mero autocontrol.

Sólo con estos dos movimientos se recorren los dieciséis niveles disponibles (curiosamente ambientados en el Sistema Solar y en diferentes rincones del universo), pero, lejos de ser monótono, el incremento de elementos en la pista lo hace desafiante dentro de su sencillez. A medida que pasan las fases las predecibles vallas que se han de saltar dejan paso a cuerdas sobre las que hacer equilibrios, zonas electrificadas, rampas que subir y bajar, muelles que hacen saltar en diferentes direcciones y hasta teletransportadores, entre otras cosas. Aunque algunos no son más que obstáculos a esquivar o elementos que desencadenan una acción automáticamente, otros requieren dar toques de una manera especial, que aunque no se explique se deduce enseguida (golpear muy suavemente para poder pasar por la cuerda floja, dar un toque fuerte para dar una gran salto al acabar un tobogán, etc.). Aprender bien cómo correr o saltar en estas situaciones especiales (y sobre todo cuándo hacerlo) también lleva su tiempo.

Análisis Let's Tap Wii

 

Y una vez completados todos los niveles (se pueden recorrer por primera vez en aproximadamente una hora), queda el desafío de obtener todas las medallas de oro; es decir, ganar a la máquina en todas las pistas. No lleva mucho más tiempo, puesto que comete errores muy humanos, programados evidentemente para hacerlo mucho más fácil. No exige, ni mucho menos, hacer una carrera casi perfecta, para lo que se requiere saltar en el momento justo muchas veces y realizar muchos sprints, sino sólo no chocarse demasiado y elegir el camino adecuado en la mayoría de los casos.

La sensación que queda una vez completado es la de que podría haberse desarrollado mucho más, hasta el punto de poder ser por sí solo un juego entero. Sin lugar a dudas es el más trabajado de los cinco minijuegos, y el que más deja entrever el potencial que tiene poner el mando sobre una caja. Pero desgraciadamente se queda en una tarde de entretenimiento para un jugador, y unas pocas más si se juega acompañado. Aparte de esto, el único aspecto negativo que tiene es la música: un ritmo machacón y muy repetitivo que no posee ningún atisbo de melodía y aburre pronto.

Let's Tap Wii