LEGO City Undercover: The Chase Begins
Una ciudad LEGO en tu bolsillo.
LEGO City Undecover: The Chase Begins - Análisis
Y todo ello, una vez más, mezclando elementos con la misma y maravillosa coherencia que el cuarto de juegos de un niño de ocho años: astronautas, bomberos, alienígenas, ladrones, policías, pistolas de rayos láser, y obreros de la construcción. Por supuesto, nada de esto tendría sentido de no ser por el característico sentido del humor de la saga, en ocasiones con pinceladas de ese infantilismo melindroso que hace arrugar la nariz a los más `gallitos´, pero que sin duda arrancará más de una merecida sonrisa para todos los públicos.
En la variedad está el gusto... o no
Este mejunje de elementos se traduce en variedad de situaciones. Como en Undercover para Wii U, McCane irá ganando diferentes trajes a lo largo del juego, y con ellos diferentes habilidades con las que podremos afrontar los retos que se nos van planteando. Aunque lo cierto es que estas habilidades no estarán tan bien planteadas como en la versión de sobremesa; las situaciones se vuelven demasiado predecibles, demasiado parecidas, y demasiado lineales. No hay apenas espacio para la mano del jugador, para la exploración y las sorpresas, y siempre dará la sensación de que el juego te lleva de la mano en cada cambio de traje y en cada nueva acción.
Otro de los grandes inconvenientes del sistema de juego radica en los combates, que suponen uno de los grandes pilares del mismo. Y es que ese extraño y ortopédico sistema de agarres y contraataques que Travellers Tales ha aplicado en su LEGO City resulta demasiado torpe. No existe la emoción y el dinamismo de LEGO Batman o LEGO Star Wars, heredados directamente de los grandes títulos del beat´em up clásico; sólo existe esa especie de danza bizarra, como por turnos, en la que todo se puede reducir a pulsar un botón, el de contraataque, durante el amplio abanico de tiempo que te concede el juego para hacerlo. De no hacer eso, las únicas otras opciones son paralizarlos unos segundos con el correspondiente arma que llevemos (según el traje), o agarrar a unos enemigos casi inertes, en tres pasos, hasta alzarlos por encima de la cabeza y lanzarlos. Ya está.
Ni siquiera hay un simple botón de puñetazo para los enemigos (sólo podremos aporrear objetos del escenario). Parece como si en TT Fusion se hubieran olvidado de la potencia de la imagen en el videojuego de un poli repartiendo maporros a un puñado de viles maleantes de poca monta, y lo sustituyen por esa especie de pressing catch venido a menos, tan artificioso y cargante como aburrido.
En cualquier caso, y a pesar del sistema de combate, el conjunto se presenta entretenido aunque haya perdido la frescura y versatilidad de la versión de sobremesa. Las secciones de plataformas cumplen, la variedad de situaciones acompaña, y sobretodo el carisma de LEGO salpimenta lo suficiente como para motivar al jugador a seguir... jugando (probablemente en su acepción más fidedigna). Y durante mucho tiempo, ya que la duración de la historia principal está en torno a las quince horas, y al terminarla mi marcador de porcentaje sólo indicaba un 25% de juego completado.