Crash of the Titans
La última aventura plataformera de lo que fue casi una mascota Sony en la última consola Nintendo... y otras cuántas más.
Crash: Lucha de Titanes - Análisis
Los escenarios son lineales, carecen de factor de exploración y son más bien un pasillo con obstáculos que habrá que ir solventando, ya sean enemigos desquiciados o saltos, temendamente asequibles. De vez en cuando se nos deleita con un descenso en snowboard usando de tabla a nuestro viejo amigo Aku Aku, un brujo con forma de máscara africana con un malvado hermano que... bueno Caín y Abel son una buena comparación para esos dos.
De hecho, Aku Aku será nuestro compañero inseparable a lo largo de toda la aventura, pues será gracias a él que podamos emplear el poder de la dominación y orquestar el auténtico choque de titanes que da nombre al juego. Aparte de los enemigos pequeñajos que van por ahí y que estorban más que hacen pupa, hay varios enemigos tochos. Pues bien, a esos enemigos los tendremos que aturdir (llenado una barra de estrellas) y entonces procederemos a montarlos, cual Joselito en su hacienda. Gracias a este dominio de las bestias más variadas, podremos romper obstáculos y acabar de forma eficaz con más enemigos o, lo más razonable, usarlos para dejar aturdido a otro bicho aún más fuerte y grande que él.
Estas bestias dominadas, aparte de los ataques normales, tendrán un ataque especial, que será el que use los controles del wiimote. Así, podremos hacer que broten espinas del suelo agitando wiimote y nunchuk de arriba abajo, disparar bolas de energía (muy útil para acertar a dianas) apuntando con el wiimote, o darles a todos pantumaca con un super rayo (este se hace agitando el wiimote y luego dirigiendo el rayo con el stick del nunchuk) cuando controlemos a... un pulpo antropomórfico con escafandra de buzo (nada que envidiar al cangrejofante, por otro lado).
Esta propuesta entretiene en los primeros compases, pero acaba resultando repetitiva. Una vez que hemos conseguido ensillar a uno de estos brutos puede decirse que el peligro se acabó y que podremos machacar sin compasión a todo el que se nos acerque. Así, el desarrollo del juego es: avanzar, saltar, zona de enemigos, obstáculo sólo salvable con Titán, recipiente gigante de mojo (eso también va luego) que al cogerlo dejamos al Titán que muere patéticamente después de haberlo usado cual kleenex, avanzar, saltar...
La faceta de exploración que consiguió implementar Mario en los plataformas pierde su razón de ser en los escenarios cerrados lineales del Crash, así que ésta se limita a romper todo lo que podemos para conseguir las esferas azules de mojo. Al conseguir un número determinada de ellas, desbloquearemos nuevos ataques o potenciáramos las a existentes. Lo cierto es que hubiera estado muy bien esta idea si no fuera porque no sirve absolutamente para nada ya que ni usaremos los ataques especiales ni las mejoras son necesarias ya que todo es tremendamente fácil.