Call of Duty: Modern Warfare Reflex Edition
Treyarch ha conseguido traer a Wii todo el esplendor de uno de los mejores shooters de la actual generación sin sacrificar un ápice de su espíritu.
Call of Duty: Modern Warfare Edición Reflex - Análisis
Mención aparte tienen ciertos añadidos o detallitos que muestran el mimo que se ha dado desde Treyarch a este juego para que tenga un control excelente. Podemos activar una opción que viene desactivada por defecto con la que podremos asomarnos a las esquinas si inclinamos a un lado u otro el Nunchuk. Se ha incluido también la opción de poder girar las armas según la inclinación de nuestro mando, como ya se pudo ver, por ejemplo, en Red Steel. Por otro lado, se ha mejorado el menú de objetos secundarios: ahora tras pulsar la cruceta, podremos navegar por éste dirigiendo el joystick hacia uno de los 4 objetos (gafas de visión nocturna, lanzagranadas, minas claymore...) que tendremos a nuestra disposición.
A nivel gráfico, la evolución de MWRE respecto a WaW sigue la estela que ya hemos visto con los controles. Preparad los baberos porque pocas cosas habréis visto moverse así en Wii. Todo el juego en general luce notablemente mejor que su predecesor. Treyarch ha sabido explotar sabiamente el potencial de Wii sin sacrificar ni un centímetro de los escenarios que ofrecían las otras versiones. Respecto a WaW, nos encontramos texturas mucho más nítidas, con mayor definición, si bien es cierto que aun se siguen combinando con otras bastante horribles. Aun así el resultado en este apartado es simplemente brillante. Efectos de humo, de luces, de partículas, reflejos a mansalva (atentos a las mirillas de las armas), elementos destructibles en los escenarios, efectos climatológicos como lluvia o nieve, muchos más enemigos en pantalla, muchísima vegetación o una línea de visión mucho más lejana. Y todo ello sin resentirse el motor salvo en momentos muy puntuales cuando los elementos que se ofrecen en pantalla son, simplemente, demasiados, como por ejemplo en las fases de helicóptero. Las mejoras en este apartado son muchas y, por suerte, muy obvias a primera vista. Afean el resultado en este aspecto unos modelados de los personajes que aun flojean bastante, un diseño del agua bastante básico y algún caso puntual de popping, eso sí, en puntos bastante lejanos del escenario. El resto, como ya se ha dicho, brillante.
En cuanto al sonido, poco hay que decir de él. En todo momento nos sentiremos dentro de un frenético conflicto, con explosiones, silbidos de balas, aviones pasando por encima de nuestras cabezas, y en general, todo lo que podemos esperar de un conflicto bélico. La banda sonora acompaña en todo momento en el modo para un jugador, si bien es cierto que estaremos tan pendientes de que no nos inserten amorosamente una bala entre ceja y ceja que poca atención prestaremos a la música en estos momentos. El juego viene total e íntegramente en castellano. Voces y textos. Salvo el vídeo de la introducción (lo cuál es inexplicable), el resto en perfecto idioma de Cervantes.