Portada » Artículos » Opinión » Últimas palabras para Iwata

Últimas palabras para Iwata

La redacción de Revogamers despide al presidente de Nintendo.

La último despedida a Satoru Iwata. No pasará en vano por las páginas de Revogamers el que fuera presidente de Nintendo desde el nacimiento de nuestra web hasta su último día. El que provocó nuestra existencia al permitir que un concepto tan extraño como Wii sacudiera el mundo del videojuego como nunca se había hecho antes.

Le dijo adiós Sergio Figueroa en su artículo de reconocimiento Splatoon, el último regalo de Iwata, NewCORe ha puesto un marcha un torneo en su honor, Soplando Cartuchos ha dejado de lado el humor para decirle en dos viñetas ¡Nos vemos pronto, Iwata! Y hasta Revogamers Radio dejó a un lado sus vacaciones para recordarle en este especial.

Pero los chicos de la redacción han querido dedicarle unas últimas palabras. Cada una las suyas, las más íntimas. Aquí las tenéis.

Gorka Méndez - Hasta pronto Iwata

Levantarse con este tipo de noticias no es fácil y eso significa que por una extraña razón Satoru Iwata había conseguido traspasar esa delgada línea que separa los grandes directivos de los jugadores.

Por que si, como él mismo se definía, era un jugador más y esa pasión la trasladaba con mimo en cada detalle y cada decisión que tomaba procurando que la diversión estuviera garantizada por encima de cualquier otro concepto.

En mi caso particular el legado que me queda de Iwata es el que hace que escriba estas líneas. Eso es porque fue con Nintendo DS cuando recuperé mi querida afición que tenía abandonada porque pensaba que ya no cabía en mi vida.

Y se convirtió en todo lo contrario, de ser un hobby pasó a ser una pasión y todo se lo debo a él, esa persona capaz de hacerme ver que los videojuegos eran algo más y que podían seguir acompañándome y evolucionando a la vez que lo hacía mi vida.

Sólo por eso ya merece el mayor de los respetos y nos queda continuar con su legado demostrando que su manera de entender la diversión va a continuar muy viva aunque él ya no esté.

Arturo Albero - A la memoria de Satoru Iwata

Aquel jovenzuelo de cara regordeta, que entraba asustado al despacho del gran jefe con la expectativa de ser despedido por alguna torpeza que no recordaba y que acabó saliendo como presidente de Nintendo. Aquel hombre dicharachero capaz de reírse de sí mismo y protagonizar los vídeos más graciosos de Internet. Aquel visionario que supo ver el océano azul y darle los juegos que pedían sin abandonar a sus seguidores. Aquel, ante todo, jugador que tantas alegrías nos ha dado ahora, de forma repentina, ya no se encuentra entre nosotros.

Aquel soñador fue la pieza clave de mi regreso a las videoconsolas de Nintendo en particular y del renacimiento de mi afición por los videojuegos en general. Yo era, como muchos, una pequeña gota en aquel océano azul, pululando esporádicamente por el mundo de los videojuegos y mirando de reojo con admiración aquellos productos de Nintendo que no tenía. Había sido iniciado en los videojuegos con Super Nintendo y eso me hacía mirar a la empresa del fontanero con nostalgia y aprecio pero, con el paso de los años, tal vez había perdido parte de aquella pasión infantil.

Pero aquel jovenzuelo de cara regordeta, de forma inesperada, soltó la bomba, como solemos decir por estos lares, y muchos como yo miramos con respeto y admiración su capacidad visionaria, su forma de entender el mundo de los videojuegos. Muchos niños volvieron a nacer con su Revolution, Wii. A él le debo estar hoy escribiendo estas y otras tantas líneas en Revogamers, haber podido disfrutar de maravillosas experiencias como Xenoblade Chronicles y Super Mario Galaxy. Por desgracia, de aquel jovenzuelo hoy sólo nos queda su legado, su leyenda.

Se nos va, sin lugar a dudas, uno de los mejores presidentes que ha tenido no solamente Nintendo, sino cualquier empresa de videojuegos del mundo. Es una lástima tener que despedirnos de esta forma de él, de quien esperábamos muchas y muy gratas sorpresas, pero el destino es un niño caprichoso y sus decisiones son incomprensibles. No obstante, puede estar satisfecho por toda la admiración que despierta, de forma sincera, en todo el mundo gracias a su trabajo y a su trato con las personas, por su búsqueda de la diversión por encima de cualquier cosa. Gracias por todo, Satoru Iwata.

D.E.P. Iwata - Oriol Minguillón

Satoru Iwata nos ha dejado. Parecía obvio que no se encontraba en buen estado, por su aspecto y por sus continuas ausencias en apariciones públicas. Y a pesar de todo, de que sabíamos que algo no iba bien, nos ha pillado por sorpresa. Ha sido un duro golpe, no solo para Nintendo y para sus seguidores, que parecen estar viviendo un “annus horribilis” que (desgraciadamente) pasará a la historia, si no para toda la industria del entretenimiento digital. Pero, polémicas a parte, no quiero que mi despedida suene amarga, aunque parezca inevitable.

Yo quiero, y pienso recordarle, como el hombre que reflotó a mi compañía favorita en un momento crítico. El hombre que abrió mercado como no se veía desde NES y me dio dos de las consolas que más he disfrutado en mi vida, promoviendo nuevas formas de interactuar con el medio. El hombre bajo cuyo mandato salieron obras maestras como Xenoblade, Super Mario Galaxy, The Wonderful 101 o Donkey Kong Country Tropical Freeze. El hombre que, antes que empresario y CEO de una de las mayores multinacionales de Japón, era ante todo un currante y un apasionado de los videojuegos. El hombre de los mofletes y el pelazo al que, a pesar de su cargo, no se le caían los anillos por hablar de tú a tú a sus consumidores. El hombre que peleó contra Reggie en un E3 al más puro estilo Dragon Ball e hizo un unboxing de su propio producto con unos guantes blancos. Ese hombre que era como de la familia, a pesar de que muchos nunca le conocimos personalmente.

No se si ahora estará en un lugar mejor. Pero sí que puedo decir que ha estado, y seguirá estando, en los corazones y las casas de mucha gente.

El adiós de Gaizka Iruretagoyena

Llevo muchos muchos años criticando sus decisiones, quejándome del rumbo que estaba tomando la compañía de mis amores, mucho tiempo criticando a este hombre que en la época de Wii y Nintendo DS me sorprendió. Y, pese a que Wii no me terminó de gustar, disfruté mucho de sus juegos. Es innegable, este hombre enriqueció a la compañía. Ahora con Wii U y 3DS han llegado tiempos más duros y de vender menos, pero también de sacar muchos juegazos, y de verdad me he sentido como el auténtico Nintendero que soy desde hace más de 20 años.

Fui muy crítico con el señor Iwata pero no puedo negar que siempre terminaba transmitiéndome su alegría e ilusión, con su pasión como amante de los videojuegos nos contagiaba a todos. Eso lo hacía muy bien, era realmente carismático, y con Miyamoto y Regie Fils Aime han creado varias escenas cómicas que realmente nos han hecho adorarlos. Iwata se hacia querer, era una gran persona; no era el típico jefe serio, para nada, era cercano a los jugadores, en el fondo era un jugón. Algo que en la época de Yamauchi ni pasaba, un presidente amante de los videojuegos y programador.

Al final pese a tanto criticarlo, nos ha hecho adorarlo, aún contrarios a sus decisiones recientes, le adorábamos como líder y como persona y ésto último es lo que vale. Se nos ha ido una gran persona, un gran amante de los videojuegos, un genio como programador y un presidente que devolvió a Nintendo los beneficios. Lo ha bordado en los tres ámbitos y en un cuarto, me ha hecho llorar ver como todo el mundo le amaba en las redes. Señor Iwata, seguiré Nintendero hasta la muerte por usted. Le veré en el cielo y le daré las gracias.

Despedida de Marcos Catalán

No voy a mentiros, hasta hace tan solo unos años no sabía quién era Satoru Iwata y solo lo supe cuando entré más a fondo en este mundillo. Lo que sí sabía y aún sé es que sus creaciones me emocionaron y aún lo hacen como el primer momento en que un pad cayó en mis manos mientras mi consola corría uno de los juegos en los que contribuyó, que no fueron pocos. Me sigue pareciendo increíble que un alto cargo fuera un currante con todas las letras, porque, ante todo, era jugón, sí, pero seguido muy de cerca por ser un experto programador, y lejos ya si eso, Presidente de Nintendo, que se dice pronto.

Llegar hasta aquí a buen seguro no fue fácil, pero solventó la papeleta con innegable éxito. Arriesgó, ganó e incluso perdió a veces, pero siempre supo reconocer sus fallos y no alardear de sus logros. Dicen quienes le conocieron que era muy humano y cercano, y así debió ser, porque a mí me parece que he perdido a alguien cercano a quien me parecía conocer, de esas personas que, si hubiera visto por las calles de Kioto, hubiera saludado con un gesto totalmente natural, y no dudo que Iwata, no, perdón, Iwatón, me hubiera devuelto el saludo con una sonrisa.

Ahora solo me resta recordarle siempre, y así lo haré, de hecho ya lo hago, justo antes de escribir estas líneas he estado pasando un fantástico rato con su Kirby´s Dream Land. Y los que me quedan gracias a este genio que nos ha dejado, no, que se ha ido, porque lo único que ha dejado es un legado inmenso de diversión y buen hacer.