Portada » Artículos » Opinión » El escándalo de la piratería en Nintendo 3DS

El escándalo de la piratería en Nintendo 3DS

¿Juegos rechazados? ¿Por qué? ¿Pero de qué estamos hablando?

No le hemos dedicado ni un ápice de espacio en la portada de Revogamers y por suerte tampoco los revogamers han sacado el tema en el foro (os quiero), pero hace un par de semanas que por ciertos recovecos de Internet se debate un tema muy escabroso: la falta potencial de apoyo third party a Nintendo 3DS debido a… ¡la piratería!

Lo digo en serio, no es broma. Dos de los estudios que han publicado juegos recientemente para la consola han hecho declaraciones de este estilo, tratando de justificar un ``algo´´ que se me escapa.

Empezó Jools Watsham, la cara más visible de Renegade Kid, que precisamente pertenece a un estudio muy cercano a Nintendo e incluso ha estado en iDÉAME. Puso el bajón de ventas de Dementium II como ejemplo de la merma que sufrió Nintendo DS para después decir que ``si la piratería se pone fea en 3DS, no tendremos más opción que dejar de apoyar la plataforma con más juegos nuevos´´. Para fea la acogida de esa frase en un mundo tridimensional giroscópico en el que especialmente los últimos meses estaban siendo un mundo de color de rosa. (Luego trató de arreglarlo, pero era tarde).

Le secundó Peter Ong, de DreamRift, que acaba de publicar Epic Mickey: Mundo Misterioso bajo el sello Disney. También contó sus penas con Nintendo DS y cuántas puertas a ideas innovadoras se cerraron por las tarjetas de carga. Y dio en el clavo sobre que ``los editores temen que en un clima en el que la piratería está generalizada, los juegos originales y las mecánicas nuevas tienen menos posibilidades de tener éxito que los juegos basados en mecánicas que han triunfado antes, licencias asentadas, secuelas y deportes´´. Bien, muy cierto, una lacra de nuestro tiempo.

¿Dónde está el problema? ¿Cuál es el fallo? ¿Qué se nos ha pasado por alto? Que Nintendo 3DS es una consola virgen en esencia (hablando estrictamente de 3DS). Que está a punto de cumplir dos años a la venta en todo el mundo y hasta la fecha Nintendo no ha permitido la carga de backups ni copias de ningún formato que no sea el propietario. Ya seas legales, ilegales, morales, amorales o como cada cual quiera ver este tema.

No tiene ningún sentido mencionar o hablar de piratería cuando no hay sobre lo que apoyarse que no sea el pasado. Y si realmente algún editor les ha dado portazo con estas razones, su obligación es plantarle cara y decirle que en el mundo hay ya casi 30 millones de consolas y todas, absolutamente todas, funcionan bajo el patrón de juego original. Y mucho menos sentido tiene cuando te han dado una marca entrañable como es Mickey Castle of Illusion y has hecho una secuela bastarda como es Epic Mickey: Power of Illusion (renombrado en español como Mundo Misterioso), que Matías Lallave ha tenido a bien suspender por lo aburrido, simple y falto de frescura que resulta.

Siempre se ha dicho que es cuestión de tiempo, que ya caerá. Pero para bien o para mal el entorno anticopia de Nintendo ha demostrado que es robusto y sus equipos de ingenieros trabajan rápido con las actualizaciones frente a cualquier interno de penetrar su pequeña fortaleza 3D.

Se decía que sin la piratería Nintendo DS jamás hubiera alcanzado esas cifras que la han colocado como la consola más vendida de la historia con más de 150 millones de unidades. Pero que a la vez ese fue el factor que llevó a los editores a dejar de publicar juegos para ella. Pues con un clima completamente opuesto, su sucesora va por el mismo sendero y en Japón, donde el catálogo es gordo, la gente se gasta se ha gastado en ella más dinero que en todas las otras consolas juntas. Porque les gustan sus juegos.

¿Habrá entonces que decirle a los editores que tantos problemas han puesto a Ong y a Watsham que si el juego es bueno la gente, generalmente, lo compra?

¿Qué opinas de estas declaraciones? ¿Es la piratería una excusa tras la escudarse?

Este artículo refleja una opinión personal del redactor y Revogamers no tiene por qué compartirla.