La Gamescom como reflejo de la nada
La soledad de Nintendo ha quedado demasiado patente.
No he estado este en la Gamescom. No ha ido nadie del equipo de Revogamers. Hemos pensado que acudir a la feria alemana era completamente innecesario, una pérdida de tiempo y de dinero. Por desgracia, el resultado nos ha dado la razón: cero novedades para consolas Nintendo.
Nintendo se ha presentado en la feria con más fuerza que en los últimos años. Está bien que se lo haya tomado en serio. Que haya llevado un montón de juegos que tienen pinta de juegazos. Que haya ofrecido muchísimas consolas para que los más de 300.000 visitantes de Colonia pudieran probarlo todo haciendo las mínimas colas posibles. Que haya organizado concursos y campeonatos con difusión en los medios locales para que la gente pudiera participar y ganar premios. O que haya hecho regalos de cierta exclusividad a los asistentes para que se sientan gratificados.
Pero apenas ha logrado que se hable de ella y no ha generado ni una noticia relacionada con software. Nada. El modelo Super Smash Bros. de Nintendo 3DS y los nuevos personajes de Sonic Boom son las únicas notas de color. Todo es nuevo, pero todo está ya visto. Super Smash Bros. Wii U y 3DS es un caramelo pero ya está muy lamido, más que los tacones de Bayonetta. Yoshi´s Woolly Woods, Splatoon y Captain Toad´s Adventure son unas ricuras pero ya nos lo contaron en el E3, así que hemos podido jugar en eventos posteriores que han recorrido Europa. Y aun peor, el efecto integrador que tuvo el Treehouse no ha tenido réplica en esta edición, minimizando su capacidad para llegar o impactar en los jugadores.
Incluso el pasado año, cuando se limitó a dar un par de conferencias sobre Nintendo Web Framework en la previa Game Developers Conference, levantó más expectación porque entonces sí que se trataba de dar a conocer algo distinto, aunque su foco fueran los desarrolladores y no los jugadores.
Nada nuevo en casa y mucho menos fuera. El abandono third party ha debido quedar muy patente para quien paseara por los pasillos de la feria entre decorados en los que no había casi ni un logo de Nintendo. Ni los que ya se conocían ni los recién anunciados llegan. Que un juego no salga en Wii U o en Nintendo 3DS no es una noticia, y no lo digo porque se haya convertido en algo habitual. Me refiero a la manía de rellenar páginas con ese tipo de titulares. El fuego es bastante destructivo por sí mismo como para que necesite más vientos, pero se nota que hay quien disfruta aireándolo.
Es cierto que a la competencia de Wii U tampoco le va como para tirar cohetes. Tanto PS4 como Xbox One están viviendo los mismos retrasos del primer año que sufrió Nintendo en su estreno, por lo que su catálogo para lo que queda hasta navidad no es nada deslumbrante. Pero, a falta de una oferta sólida, a Sony le está bastando con su fama y los anuncios para hacerse con el mercado. Que se lo digan a Microsoft, o al menos que lo digan. Me conformo con que alguien lo diga.
Pero las debilidades de la competencia no sirven para jugar en el presente. Serían solo una buena excusa para pensar en un futuro mejor si se cumpliese aquello de que las ventas de hardware van acompañadas de apoyo third party en el software, aunque algunos ya sabemos que esa ecuación es más filosófica que matemática. No veo a Electronic Arts cambiando de repente su fortísima alianza con Microsoft por una con Nintendo aunque Xbox One siga por detrás de Wii U.
Semilla plantada siempre da su fruto. Esa podría ser la lectura positiva de esta Gamescom, porque el mayor apoyo a las consolas ha estado en esos pequeños estudios independientes a los que le dedicó la feria de 2013. Al menos una decena de juegos para las eShops en el pabellón de indies han servido para lavar un poco la imagen de una consola que va a terminar con el mayor récord de exclusivas por lanzamiento visto en la era moderna del videojuego.
Si la semilla de este año es que por fin ellos se han esforzado en tener una buena presencia en la Gamescom, ojalá la próxima edición también tenga su propio reflejo.