Portada » Artículos » Opinión » De-generación

De-generación

La eterna espera.

Hace unos días y con motivo de su salida, pudimos presenciar la dispar recepción que un juego tan esperado como Quantum Break obtuvo tanto por parte de la crítica como del público. No seré yo el que entre a valorar su calidad o si se le ha tratado como merecía o no ya que, para empezar, es un título que no he probado y que a priori no me interesa. Pero sí que dicha situación me ha servido para que estos días reflexione un poco sobre la situación en la que se encuentra la industria durante esta generación y la verdad es que no se antoja demasiado halagüeña.  Porque no estamos precisamente ante el primer gran proyecto que no cumple del todo las expectativas y ya van demasiadas ocasiones en las que desarrollos carísimos y promocionados como si fuesen la segunda venida de Cristo no dan la talla.

La generación ha tardado en arrancar, si es que lo ha hecho, y a la espera de que saliesen las propuestas exclusivas y que supuestamente iban a aprovechar las capacidades de las nuevas plataformas, nos hemos comido largas épocas de sequía, “ports” de dudosa calidad de juegos intergeneracionales, o refritos varios en forma de reediciones con pocas novedades que justifiquen su compra. No todas las máquinas han pecado de lo mismo o con la misma intensidad, pero ninguna se salva de la quema. Y cuando han llegado finalmente los juegos que debían marcar la diferencia, por lo general se han quedado en agua de borrajas: nuevas IPs que no aportan nada que no se haya visto ya e incluso se antojan jugablemente limitadas; entregas de sagas míticas que involucionan respecto a sus predecesores; productos mal testeados o apuestan por modelos de negocio indeseables… Podemos tratar de excusar a las compañías hablando, por ejemplo, de los sobrecostes de producción actuales, pero lo que está claro es que esta situación está lejos de ser la deseable.

 

A medio gas

Y pasemos a las máquinas en sí:

Por un lado tenemos la propuesta de Microsoft, Xbox ONE, que ya nació con un planteamiento un tanto erróneo centrado en demasía en aspectos multimedia alejados de los videojuegos en sí y con la idea de obligarte a estar permanentemente conectado a internet, no dejarte compartir juegos, y otros “hándicaps” que ya fueron duramente criticados en su momento. Afortunadamente, parece que por una vez el usuario terminó ganando y la empresa estadounidense termino escuchando las quejas y cediendo para tratar de evitar una posible debacle comercial. Y no le ha ido del todo mal…, hasta ahora. Y digo eso porque parece que la empresa cofundada por Bill Gates está decidida a restarle impacto y razones para su adquisición a su propia consola en favor al PC (paso que, por otro lado, puede antojarse lógico viniendo de quien viene) con movimientos como el cierre de estudios o la pérdida de exclusividades haciendo versiones para sistemas Windows de los lanzamientos que en teoría daban valor al producto. Ya digo que, a nivel empresarial, no es algo que sorprenda, pero sí que me parece muy feo de cara a los que habían decidido apostar por ONE, que a este paso probablemente sea la última consola de Microsoft ya que cada vez parece menos interesada en seguir con la marca Xbox.

Luego está la “ganadora” de esta contienda. La PS4 de Sony ha vendido mucho en comparación a sus coetáneas, aunque el ritmo sigue  siendo bastante inferior a lo visto en la generación pasada, y lo conseguido ha sido a base de humo y promesas que nunca llegan. Pocos, poquísimos exclusivos que realmente aprovechen la plataforma y un abuso excesivo de la estrategia de revendernos el mismo juego una y otra vez con leves o ningún cambio. El catálogo por ahora deja bastante que desear, y lo dice alguien que la adquirió dejándose encandilar por falsas esperanzas y en todo este tiempo desde que entró en casa no ha jugado prácticamente a nada que no se pueda encontrar en otro, u otros, sistemas. Y ahora, cuando parece que la cosa puede empezar a arrancar, se rumorea el lanzamiento de una revisión más potente que hará todo lo que se nos prometió que haría la cuarta Playstation en lo que, de cumplirse, parece el colmo del pitorreo y de esta filosofía cada vez más extendida en nuestro mundillo de “qué más nos da maltratar a los usuarios si ellos lo van a comprar igualmente”.

 

Y llegamos a Wii U que, aunque no lo parezca, esto sigue siendo una página dedicada específicamente a Nintendo. Poco se puede decir ya de ella que no se haya comentado: una buena máquina con algunos juegos estupendos que ha terminado lastrada por un cúmulo de factores tanto externos como malísimas decisiones tomadas por la propia gran N, como no saber muy bien qué hacer con el mando, organizar el catálogo de (escasos) lanzamientos de forma nefasta, la nula publicidad… A pesar de todo, hasta hace algo menos de un año había motivos para la esperanza y era comprensible que alguien pudiera estar contento con la adquisición. Un servidor ha disfrutado de varios juegazos en ella que me hacían pensar que merecía la pena aguantar los retrasos y las travesías por el desierto a las que nos sometían y que se terminaría amortizando. Pero vino el hachazo, llegó el E3 2015 y el abandono al aparato por parte de sus creadores se hizo patente. Nos encontramos pues, en apenas cuatro años, ante una consola con sucesora anunciada y que probablemente esté al final de su ciclo vital porque Nintendo ha decidido tirar la toalla y, a su vez, dejar colgados a los pocos pero fieles usuarios que decidimos comprarla. Y todo esto sin haber tenido un año realmente destacable en cuando a lanzamientos, lo que deja una sensación final de franca decepción.

Por último, no quiero dejar de mencionar las portátiles. Vita ha sido un sonoro fracaso y 3DS, aunque ha hecho un muy buen papel, ha quedado lejos de cualquiera de sus antecesoras ya que las tablets y los smartphones le han comido muchísimo terreno y ahora es donde está ese mercado.

 

¿Transición?

¿Y a donde quiero llegar con todo esto? Pensaréis que únicamente escribo esto a modo de catarsis y tendréis, en parte, razón, pero la auténtica finalidad de este texto es la de exponer los motivos por los que he llegado a la siguiente conclusión: y es que esta generación es de transición. A Wii U le queda un suspiro y las otras no parece que vayan a durar tampoco ocho, ni siete, ni seis años. Microsoft ya parece más centrada a otra cosa y si los rumores sobre la supuesta PS4K son ciertos, creo que hay motivos para preocuparse. Como ya digo, parece una generación de prueba. De probar el obligarnos a hacer el tránsito hacia la distribución digital, de probar cuantas desarrolladoras pueden seguir vivas ante el panorama actual, de probar con vendernos los juegos a trozos, de probar nuestra paciencia y tragaderas con el “refriteo” y los bugs, de probar, en definitiva, cuál es la forma más rentable de sacar beneficio de un negocio que se ha encarecido en demasía. Y mientras van probando y usándonos de conejillos de indias, nosotros seguimos aguardando a que se obre el milagro y todo vuelva a su cauce… Ojalá la espera no sea en balde.