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Final Fantasy Explorers

Una partida rápida para entenderlo.

Final Fantasy Explorers - Impresiones (3DS) - Avances

En una pequeña Nintendo 3DS clásica de desarrollo, quizá no el mejor formato posible, Koch Media nos dio la posibilidad de probar Final Fantasy Explorers a pocas semanas de su estreno en España, fechado para el 29 de enero de 2016.

Final Fantasy Explorers no es tan Monster hunter como parecía

Apenas un año después que a Japón llega este juego que tiene mucha más acción que un Final Fantasy rolero y que se parece a un Monster Hunter pero no tanto como pueden hacer ver su estructura de juego. Pero no es algo malo, porque Square Enix ha visto muy claro cómo adaptar esas mecánicas de caza en grupos de cuatro a su universo, a su rico ecosistema de clases y profesiones, de mundos de fantasía y de monstruos de pesadilla. Todo apunta a que este juego, también exclusivo de la portátil, va a buscar la profundidad por un camino distinto al que Capcom ha recorrido con su juego vendeconsolas: mientras que Monster Hunter se deja los giros de jugabilidad en la creación de armas y armaduras, Final Fantasy Explorers se debe completamente a la evolución de cada una de las clases y la mejora de su equipamiento. 

No hay una avalancha de vídeos y cinemáticas para contarte la triste historia de los cristales ni personajes repletos de carisma con los que enamorarse. El personaje protagonista es un trozo de plastilina que vas a ir cambiando cada dos por tres en función de tus gustos y necesidades que se mueve por un mundo, Amostra, en el que hay decenas de misiones esperándoles con un buen botín.

Las primeras tareas funcionan como tutorial y sirven para aprender los movimientos, el combate y la cámara, algo esencial porque no es del todo fácil. Con el personaje crudo, sin profesión, hay que entender que por un lado están los golpes directos y por otro los ataques especiales. Lo primero son golpes con el arma equipada que se pueden encadenar si tienes el enemigo fijado. Es importante aprender a esprintar para esto y también para esquivar, porque no hay botón de paso lateral o voltereta. Estos golpes hay que combinarlos con los ataques de habilidad, movimientos especiales que se asignan a la pulsación de L+A/B/X/Y, y que van a depender del trabajo escogido.

Los combos son la clave del combate, porque a medida que vas marcándolos vas rellenando un medidor llamado Resonance. Cuando pasa del valor 100 ya tienes suficiente energía para liberar un ataque Crystal Surge mediante L+R+A/B/X/Y. Pero la cosa no queda ahí sino que los distintos niveles de magia se retroalimentan en función de los elementos. Puede sonar complicado pero después ni es raro ni es difícil de ejecutar con los dedos. Además, cuando otro compañero lo está ejecutando te puedes beneficiar e incluso animarle para que pegue duro.

Amostra: misiones sin mucha historia

Una vez dominado, es el momento de empezar la partida en serio. En Amostra hay dos tipos de localizaciones: el mundo abierto frente a los pueblos y ciudades. En las zonas habitadas hay personajes esperando para encargarte alguna misión, que es la forma de hacer que el título tire hacia adelante. En Final Fantasy Explorers se pueden encargar varias al mismo tiempo pero al principio se van ordenando por las necesidades de equipamiento. Son cosas tan simples como salir a cambio abierto a recoger 10 materiales en menos de tres minutos de tiempo o acabar con un pequeño dragón que está en lo alto de una montaña.

Esta última sirve para ver cómo es el comportamiento de los monstruos más allá de gooblins, vultures y bombs. Este dragón, de fuego, embiste con su cabezota y escupe fuego por la boca, o pega coletazos a quien trata de flanquarle. No sé si será siempre así, pero justo antes de cada ataque aparece en pantalla un pequeño letrero chivando qué es lo que iba a ocurrir, una pista muy útil para mejorar pero que no te garantiza salvarte del golpe si no estás bien colocado. Parece ser que va a ser común recibir, pero hay que tener en cuenta que una de las clases disponibles es healer (sanador). La siguiente que hice junto a mis dos compañeros de viaje tenía como monstruo final a una especie de tortuga. Aquí la mayor dificultad no eran sus ataques, ya que no se prodigaba en la ofensiva, sino la invocación continua de otras criaturas a la par que se metía en su caparazón para no recibir daños.

Como era de esperar, ninguna de las dos fue muy complicada y ambas dejaron buenos botines. Los recursos son esenciales y la otra pata de este título. En la ciudad hay armería y herrería en las que comprar, vender o mejorar equipamiento. También hay una adivina que deja caer una especie de conjuro que afectará al conjunto de la misión y un Felyne que no me ayudó demasiado. Una vez escogido trabajo y equipamiento, hay que ir a un mostrador a confirmar misión y a una de las puertas de salida. Hasta que no llegan todos los jugadores a la puerta no queda confirmado.

Invocación de Eidolones y modo Trance

Esta breve partida no dio para más, y nos quedamos sin probar ese otro elementos que nos hubiera encantado descubrir para empezar a saber qué potencial tiene, la invocación de monstruos, incluidos los Eidolones. En Final Fantasy Explorers hay 12 criaturas basadas en la mitología esperando a ser derrotadas, diez clásicas y dos completamente nuevas diseñadas para este título. Además, sus creadores ya han adelantado que una vez terminado el juego se puede volver a luchar contra ellos en un nivel de dificultad superior.

Pero para derrotar a los malos de siempre, qué menos que contar con la ayuda de los buenos. Gracias al modo Trance, durante el desarrollo de un combate el jugador va a poder convertir a su personaje genérico en un famoso héroes del universo Final Fantasy capaz de realizar como movimiento especial uno de sus famosos ataques. En este caso no es mediante la invocación sino una transformación directa que se da con ciertos requisitos. Por orden de aparición, los personajes disponibles son: Cecil (Final Fantasy IV), Bartz (Final Fantasy V), Terra (Final Fantasy VI), Aeris, Tifa y Cloud (Final Fantasy VII), Squall (Final Fantasy VIII), Tidus (Final Fantasy X), Yuna (Final Fantasy X-2), Vaan (Final Fantasy XII) y Lightning (Final Fantasy XIII).

Volviendo al plano general, no me quiero meter mucho en mis sensaciones visuales ya que jugar en una vieja 3DS de desarrollo no tiene nada que ver con hacerlo en máquinas con pantallas más grandes, cualquiera de las otras. Hay que recordar que no hay efecto 3D, algo que personalmente echo en falta porque lo pongo al máximo en cada título. Por cierto, es más recomendable tener el joystick adicional o un modelo New para el manejo de la cámara.

Cuando empecé a probar Final Fantasy Explorers pensé que iba a tener un Monster Hunter cambiado de ambientación, pero lo que me ha demostrado este título es que tiene esencia propia, porque rompe su planteamiento de juego tanto como el de los RPG de su propia saga, a los que se parece más bien poco. Una partida sola nos ha servido para entender que no es tan complicado de manejar y para comprender que es un título profundo y complejo, que pide mucho más que nuestra breve partida de una hora. Pero desde luego Square Enix ha demostrado ya que cuando se pone también puede hacer propuestas distintas de calidad.