Donkey Kong Country Tropical Freeze
Dos mundos grandes como dos soles son más que un aperitivo de Donkey Kong Wii U.
Donkey Kong Country: Tropical Freeze - Impresión final - Avances
Cuando vimos por primera vez Donkey Kong Country: Tropical Freeze, el pasado E3, ya quedaron muy claras las diferencias con respecto a su predecesor de Wii y lo que le aportan la alta definición y la potencia de la consola.
Aquello fueron solo cuatro niveles, rodeados de gente y sin poder escuchar nada de lo que ocurría en pantalla. Ahora hemos tenido solo para nosotros dos mundos completamente abiertos, listos para trastear con todos los personajes, secretos, objetos y alternativas que ofrece. Al grano.
Cambio de isla. Cambio de mundo. Cambio de personaje
Avanzar por el primer mundo de Donkey Kong Country: Tropical Freeze es como estar en casa. En realidad estás en casa, porque estás en tu isla, con pantallas ambientadas en la jungla como toda la vida. Hasta que te obligan a salir de ahí en busca de todos esos rufianes que te han invadido y descubres un mundo nuevo, uno que quizá no habíamos imaginado antes para esta saga.
El segundo mundo se desarrolla en una zona más humana llamada Cumbres Otoñales. Por supuesto que las minas y los puentes de toda la vida son construcciones del hombre, pero en este caso pasamos por un pueblo con casitas, por molinos de viento, por campanarios y por bandas de música formadas por animales. Incide mucho, además, en esa nueva forma de romper entre el juego bidimensional y los escenarios tridimensionales de la que hace gala Retro Studios porque lo que es el segundo plano en un momento se convierte en el escenario de la partida unos metros más adelante.
Gran parte de la jugabilidad de estos niveles cuelga directamente del sonido. En una pantalla hay que tocar campanas para abrir el camino y en otra hay que avanzar al ritmo de las corrientes de aire producidas por decenas de cuernos alpinos. Este mundo está inspirado en las montañas centroeuropeas, por eso no van a faltar animales con tirantes, jarras gigantes de cerveza o globos aeroestáticos.
Decía al comenzar el texto que uno de los impedimentos para disfrutar de Donkey Kong Country: Tropical Freeze cuando lo probé en el E3 era el ruido y la aglomeración. En efecto, esto hay que jugarlo con los cinco sentidos porque la música tiene una pinta fantástica.
La diversidad de entornos, elementos de escena y enemigos también está en la banda sonora para la que, recordemos, han recuperado al excompositor de RARE David Wise. Quizá pueda pasar un poco desapercibido en el primer mundo, que al fin y al cabo es una vuelta a los orígenes, a la jungla, pero en cuanto se llega al pueblo en el segundo mundo ese choque con el pasado se hace aun más duro con los altavoces bien fuertes. En este vídeo hay 5 ejemplos, el segundo es precisamente de la isla número dos.