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¡Feliz 20 cumpleaños, Pokémon!

Nuestros redactores nos narran su experiencia como entrenadores.

Javier Aranda (Bier_Hylian)

Pokémon, que ahora está de enhorabuena por sus 20 años dando guerra, merece unas palabras de la gente de Revogamers y yo no iba a ser menos. Mi viaje comenzó cuando pude probar el juego original de un amigo con un Charmander y sin guardar la partida. No tenía consola portátil pero a ese juego le veía algo que no tenía ningún otro - además de un sistema interesante de progreso y niveles -; y ese factor era el de estar asociado a una serie de TV, algo que atraía mucho más a mi yo infantil. El componente amigos también era muy importante, todo hay que decirlo. Pero claro, sin consola, era todo difícil. Así que mi misión fue conseguir todo el dinero posible de varios regalos y tras casi un año, fui a por mi Pokémon Azul y una Game Boy Color. Quería tanto el juego que no me importó llevarme el único modelo de consola que quedaba: el rosa.

Y así comenzó una aventura que tras varias generaciones me ha acompañado. He visto todas las películas que se han hecho (algunas incluso varias veces seguidas en el cine para tener las cartas promocionales), he jugado a las cartas, y sobre todo, he ido a hacerme con todos. Conseguí a Mew en su día por cambio, pero todos los secretos de intentar encontrarlo por mi cuenta, la isla MissingNo y diversas teorías de camiones y otros nos tuvieron a mis amigos y a mí expectantes durante mucho tiempo. Con Stadium viví lecciones y minijuegos inimaginables en 3D, y la segunda generación me mostró (gracias a una ilustración que vi en una página HTML de las de antes) a mi querido Houndoom, el que también me sirvió para cogerle gusto al tipo siniestro. Con Rubí llegó mi juego más competitivo y, sobre todo, trillar la revista Pokémon número 39 que traía una lista con el efecto de las diferentes personalidades de los monstruos.

Pero más allá de mi experiencia con el paso de los años, debo decir que Pokémon ha conseguido algo grande: un juego que te enamora y atrae de niño, que de joven te hace explorar y que de mayor descubres que tiene un sistema sólido detrás para jugar a otro nivel. La filosofía de “fácil de jugar, difícil de dominar” de Nintendo llevada al extremo, ni más ni menos. Y tras estos 20 años espero que le sigan más y más. Y si puede ser, que hagan el Pokémon que recorra todas las regiones o sea MMO como llevan muchos jugadores pidiendo desde hace un tiempo. No soy de jugar online, pero sé que sería una gran noticia para muchos jugadores.

Juan David Vargas Jiménez (Varju)

Aún recuerdo cuando de pequeño estaba viendo un partido del Real Madrid en un bar y en el descanso me puse a ojear una revista. Pasando las hojas encontré un artículo que decía que un juego que causaba sensación en Japón llegaría a nuestras Game Boy dentro de poco. Me leí la noticia de cabo a rabo y pocos días después vi anunciar en Telecinco el anime de Pokémon (sí, por aquel entonces Telecinco tenía esas cosas). Así que allí estaba yo, a las cinco de la tarde con ganas de ver el primer episodio de esa serie. Desde el comienzo me cautivó y los 20 minutos me parecieron 20 segundos. De forma automática fui a mi hucha, saqué esas pesetillas que tanto me costó ahorrar y fui hacia mi madre, a la que le dije: “Mamá, tu que vas a Jaén en un par de días, ve a Centro Mail y cómprame un juego que se llama Pokémon Rojo.”

Recuerdo aquel día, esperando toda la tarde en casa de mis tíos abuelos, recuerdo que eran las 9 y mi madre llegó. Inmediatamente le solté estas palabras “Mamá ¿Has traído eso?” a lo que ella contestó: “¡Ah sí!” y sacó de su bolso marrón el juego. Sin dudarlo lo abrí y lo metí en mi Game Boy Pocket transparente, la cual llevé a casa de mis tíos sólo para ese momento. Comencé a jugar y conseguí a Squirtle. Pero esa misma noche, tras una hora aproximada de juego, volví a empezar y cogí a Charmander. Y esa ya fue mi elección para toda la vida. Recuerdo mucho más de aquella generación, recuerdo quedadas con muchos chicos en plazas, recuerdo torneos con los amigos y recuerdo llamadas por teléfono de chicos que no conocía para preguntarme cómo se llegaba a Ciudad Azafran.

Desde entonces, Pokémon me ha acompañado siempre de una manera u otra. No me he saltado ni una sola generación, ni una sola medalla y ni un solo Pokémon. Mis 720 Pokémon (cuando digo 720 es porque tengo uno de cada, no solo sus evoluciones), están impacientes por seguir su aventura a la siguiente generación. Pero no tanto como yo, porque Pokémon no es el juego de mi infancia, sino el juego que me ha visto crecer y me verá envejecer. Muchas gracias por las experiencias, muchas gracias por la gente que me has hecho conocer, muchas gracias por, en cierto modo, no haberme abandonado en estos 20 años. Y muchas gracias por los 20 que viene, porque sé que estaréis ahí, al igual que yo lo estaré.