¡Feliz 20 cumpleaños, Pokémon!
Nuestros redactores nos narran su experiencia como entrenadores.
Luis gil (Luigimagno)
Coleccionismo de cromos y una tortuga con cañones, porque si una cosa está fuera de toda duda es que molan más unos cañones que el enésimo lagarto escupefuego. Realmente no necesité más que eso para interesarme por Pokémon a mis diez años, cuando la exitosa saga acababa de desembarcar en occidente (vale que conserve una buena forma que ya quisieran otras sagas; pero el verdadero fenómeno Pokémon fue el que hubo en el año 2000). Y ahí empezó una historia de capturar bichos, criarlos, batallar con la gente; una historia recurrente a cuya cita no falté con ninguna generación. La historia típica ¿no? Pues paso de contarla porque la mayoría os la imaginaréis.
En vez de eso prefiero hablar de cosas sueltas sacadas de mi más profunda (bueno, tampoco tanta) reflexión. Sí, cosas sueltas como que Zubat tendrá mala fama pero que el verdadero coñazo es el de Tentacool en todos los mares, que la Zona Safari y los puzzles que requerían mover rocas con Fuerza eran mejores antes, que se os ha ido de las manos lo de sacar pokémon de evento, que la crianza de huevos en la guardería y los lanzamientos simultáneos globales son las dos mejores novedades que ha conocido la saga, que Lucario es el Poochie de Pokémon y no van a dejar de metérnoslo hasta en la sopa, que el verdadero dios de Twitch Plays Pokémon no era ni Bird Jesus, ni Battery Jesus, ni Lord Helix… era el trollísimo y encantador Dig Rat; que no haber hecho un nuevo Pokémon Snap para 3DS o Wii U debería ser delito, que los spin-offs Mundo Misterioso son un truñaco, que el trío de genios es odioso y el verdadero carisma reside en de UnderUsed para abajo, que por qué no volver a tener tu pokémon caminando por detrás como en Heart Gold / Soul Silver, que en los últimos años la Veloz Ball me ha dado más alegrías que el Real Madrid, que para qué iba yo a querer un Pikachu teniendo un Meowth parlante y un Wobbuffet y que al final por tanto reservarla creo que llevo sin usar una Master Ball desde un Raikou en Pokémon Cristal.
Sí, creo que es una buena forma de resumir lo vivido con Pokémon durante estos… bueno, no veinte; pero al menos sí dieciséis años. Ah, y one Blastoise to rule them all.
Borja Duret (Arandanus)
Recuerdo mi primera vez jugando a Pokémon como si fuera ayer, y ya han pasado fácilmente 16 años. No tenía ni idea sobre cómo se jugaba a los juegos, ya que sólo conocía la serie de televisión, así que el nombre de mi primer entrenador fue “SQUIRTLE”, pensando que, de alguna manera, podía encarnarme en un propio Pokémon y vivir aventuras, algo que no conseguiría hasta que pasasen los años y saliese el primer Pokémon Mundo Misterioso.
Desde aquel SQUIRTLE que pensó que un Furret con Surf era lo más adecuado para pasarse la Liga Pokémon, han pasado los años y he seguido viviendo aventuras por todos los mundos Pokémon posibles, esta vez teniendo un nombre de persona. Recuerdo con gran cariño pasear por Hoenn con mi Swampert y Manectric, e incluso recibir Pokémon que parecían imposibles de conseguir en aquella región desde Aura y el anecdótico cable que conectaba la Game Boy Advance con la Game Cube. Visité un par de veces Sinnoh años después, ambas con Turtwig como primer compañero, y más tarde acabaría llegando a Teselia y a Kalos.
Todas esas aventuras me han acompañado durante más de la mitad de mi vida, y no podría estar más agradecido de que hayan ocurrido. Pokémon es, y seguirá siendo, una de mis franquicias preferidas de videojuegos. Pese a ser lo más lamentable entablando combates contra otros jugadores, coleccionar a estos pequeños monstruitos siempre me ha resultado una tarea de los más agradable y divertida que un videojuego te puede aportar. Así que por mi parte, seguiré haciéndome con todos, cueste lo que cueste.