Zen Pinball 3D

Zen Pinball 3D - Análisis

En primer lugar la naturaleza del título ayuda un montón. Hablamos de cuatro mesas de pinball: arcade en su sentido más estricto. Perdernos entre bumpers, flippers y una cacofonía de bings, clanks y luces brillantes. Eres tú, la bola y una mesa que explorar y exprimir para conseguir la máxima puntuación. Es sentarte cinco, diez, quince o dos horas si te da la gana dándole al L y al R para evitar que la bolita caiga por el agujero.

Es la gracia y lo que tienen de divertidos los juegos arcade, como el Tetris o Mario Kart: nunca se acaban. Son juegos adictivos y cuya mecánica está siempre vigente. En el caso de Zen Pinball 3D, si te cansas, pues cambias de Excalibur a El Dorado y santas pascuas, nueva mesa y nuevas cosas que hacer.

Como las de cinco duros

Es lo que tienen las mesas de pinball. Al principio es un poco darle a los flippers al tuntún y ver cómo funciona la cosa. Luego te pasas por el menú explicativo y te enteras de cómo cumplir los objetivos de la mesa para aumentar tu puntuación. Si golpeo este bumper de ahí se me va a abrir esta portezuela durante unos segundos y si consigo meter la bola accedo a una zona especial que si la hago bien puedo ganar cinco millones de puntos. Bolas extra, multibolas, multiplicadores de puntuación… Cada una de las cuatro mesas tiene sus propios objetivos (y logros asociados) que hay de descubrir y usar para conseguir reventar el marcador.

Y es que es un pique, no sólo superar las marcas personales, sino compararte con el resto del mundo, de tu país o con tus amigos en un ranking online. Bueno, lo dejamos en lo de los amigos, porque consigues una puntuación de 25 millones y crees que lo estás haciendo bien y luego ves cómo una “persona” en algún lugar del mundo tiene una marca de 1.400 millones. Pero uno tiene la voluntad fuerte y se dispone a batir marcas personales a tu propio ritmo. Será por eso que tiene la coletilla “Zen”.