Portada » Análisis » Xenoblade Chronicles X (Wii U)

Xenoblade Chronicles X

Bravo, Monolith Soft, bravo.

Xenoblade Chronicles X (Wii U) - Análisis

Explora, lucha, sobrevive

Uno de los aspectos más llamativos es la escasez de tutoriales, salvo en lo referente a cómo funciona BLADE, de ahí que tengamos que recurrir al manual y aprender por nosotros mismos. Pero no todo es hostilidad para/con el jugador en Xenoblade Chronicles X. Entre otras, se encuentra la opción de realizar viajes rápidos a diferentes puntos del planeta usando el GamePad. Aunque antes hay que instalar una sonda exploratoria en ellos para que, a través del FrontierNav, podamos tener acceso rápido e incluso gestionar los recursos a explotar según la sonda que instalemos (extracción, investigación, de lucha, de almacenaje, etc.). Monolith Soft no sólo nos suelta en la inmensidad de un nuevo planeta, también nos deja explotar sus recursos a nuestro criterio mediante un completo y simple sistema que conecta las sondas repartidas por los cinco continentes. Por citar un ejemplo, si queremos ganar más dinero, tenemos que colocar una sonda de investigación en el lugar adecuado, cercano a un paisaje espectacular que conlleve a un mayor grado de turismo. Sí, hasta ese punto llega lo de explorar.

Con el paso de las horas de juego te das cuenta de que comienzas siendo un colono para acabar siendo un superviviente. No sólo paseamos ojipláticos viendo la hermosura de Mira, tenemos que luchar ante amenazas cada vez mayores. El sistema de batalla se nos presenta como una evolución bestial de lo visto en Xenoblade Chronicles. Para empezar, podemos movernos libremente alrededor de nuestro enemigo y con un ataque automático que se puede hacer con armas de fuego o cuerpo a cuerpo (intercambiables con el botón X), incluso sigue estando la opción de dar órdenes al grupo y el sistema de artes y habilidades. Ahora bien, coged eso y multiplicadlo por diez. Todo ha crecido de forma exponencial. Nuestro equipo puede contar con cuatro integrantes, tenemos un sistema de clases que determina nuestro equipamiento, nuestras artes y nuestras habilidades.

Las artes ahora tienen una doble barra de recarga que permite mayores bonificaciones, podemos usar objetos en batalla, dar órdenes a miembros concretos y la afinidad se convierte en algo crucial, por culpa de la Voz del Alma. Esta es una de las principales novedades con la que nos topamos (otra de tantísimas). Con ella, tanto nuestros compañeros como nosotros mismos pediremos acciones concretas durante el combate. Si se llevan a cabo, además de recuperar un poco de vitalidad, también aumenta nuestra motivación. Si la motivación aumenta, las peticiones lo hacen con ella, siendo de mayor beneficio para rellenar nuestros PT y desbloquear el modo Turbo, con el que las artes tardan menos en recargarse (con otra barra de recarga añadida) y todo el grupo puede atacar ferozmente durante un tiempo limitado.

El equipamiento, como en todo buen RPG, es otro de los factores fundamentales para nuestro progreso, y otros en los que Monolith Soft vuelve a dar un salto de gigante. Cabeza, piernas, tronco, brazo izquierdo, brazo derecho, arma de fuego y arma blanca los componen. Hay de todos los tipos y de todos los gustos, desde armaduras hasta bikinis, y para colmo, las piezas que llevemos puestas servirán para que la empresa que las fabrique gane beneficios y cree elementos mejores (aunque siempre podemos invertir Miranio en ello). Por supuesto, tenemos la posibilidad de instalar mejoras a nuestro gusto. Es que tenemos que repetirlo hasta la saciedad, todo lo que toca Monolith Soft en este juego lo hace a lo grande. Y seguimos, porque la cosa no queda ahí. Nuestros rivales tienen diferentes partes que podemos destruir o amputar para limitar sus acciones e incluso conseguir objetos determinados. De hecho, hay robots que incluso pueden quedar prácticamente inutilizados si sabemos jugar nuestras cartas a la hora de luchar. Y hablando de robots, vamos a adentrarnos en uno de los terrenos más llamativos de Xenoblade Chronicles X: los Skell.

Un pequeño paso para el Skell, un gran paso para el hombre

No hay imagen, no hay vídeo, no hay gif, no hay nada que pueda expresar la sensación que supone pilotar, por fin, un Skell y surcar los cielos con él. Llevar uno de éstos requiere un buen tiempo, no exageraban cuando decían que eran necesarias unas 30 horas para conseguirlos, sobre todo teniendo en cuenta lo que nos piden para ello. Pero el sacrificio vale la pena, su inclusión es el elemento que riza el rizo de Xenoblade Chronicles X.

No son regalados, de hecho tienen hasta un seguro que cubre los gastos de su destrucción, hay que procurar cuidarlos si no quieres dejarte los ahorros. Su funcionamiento, además, está limitado por su combustible, pero este no supone un problema siempre y cuando guardes Miranio para un rápido repostaje. Gestionar los Skell es otro de los aspectos principales del título, ya no sólo vamos a cuidar las estadísticas de nuestro personaje, ahora también tenemos que encargarnos de equipar adecuadamente tanto a nuestro robot como al de nuestros compañeros.

Los combates, por supuesto, cambian. Las artes ahora dependen del equipo que lleve nuestra montura, y este, además, depende del tipo de robot que escojamos de un total de siete, completamente personalizables. Una vez podamos volar (cosa que también hay que ganársela), la lucha evoluciona todavía más. Podemos hacer frente a criaturas gigantescas, y acabar con enemigos en el aire, pero también, nos va a doler más perder en combate.

El factor Skell es, sin duda alguna, de lo más atrayente de Xenoblade Chronicles X. Si perderse por Mira a pie es una auténtica gozada, hacerlo montado en uno de estos es sensacional. El planeta queda a nuestra total disposición para recorrelo como nos dé la gana y sin ningún tipo de restricción. Una experiencia brutal en un videojuego.

¿Una ayudita?

Otro, más, de los nuevos aspectos del RPG de Monolith Soft para Wii U es su apartado online. Antes de entrar a jugar se nos pregunta si queremos hacerlo de forma individual, formando parte de una brigada de hasta 32 personas o completar una serie de misiones formando un grupo de cuatro con amigos.

Unirse a una de estas brigadas de 32 es entrar en una especie de multijugador en diferido. Jugadores de cualquier nivel pueden unirse a nuestra cuadrilla para intercambiar objetos o ayudarnos a superar algunas tareas de eliminación de monstruos. Mientras jugamos, aparecen mensajes en la parte superior de la pantalla mostrando los logros que ha superado cualquiera de nuestros compañeros (porque también tenemos un sistema interno de logros) e incluso qué capítulo de la trama están realizando.

Además, mientras nos movemos por Mira, nos encontramos jugadores de cualquier parte de nuestra región esperando en diferentes zonas. Una vez tomemos contacto con ellos podemos pedir ayuda a su brigada o llevarlos con nosotros (controlados por la IA) aunque siempre tenemos la opción de pasar a un reclutamiento directo en Nueva Los Ángeles. Por cierto, pueden facilitarnos mucho las cosas ante combates difíciles (aunque si el juego ve que no logramos pasar de un jefe concreto, nos sugiere rebajar su nivel). De hecho, Liam R, si estás leyendo esto, gracias por la ayuda en el capítulo 9.