World of Goo
Castillos en el aire que se hicieron realidad. Punto por punto, goo por goo.
World of Goo - Análisis
Tampoco será extraño que nos veamos en alguna ocasión recorriendo el escenario con el único cometido de contemplarlo. Un atardecer cegador de verano o el cielo rosado durante el otoño. Lluvia como salida de un tintero y palmeras mecidas por el viento. Todo en puras dos dimensiones y un trazo finísimo que se ríe de la potencia y los polígonos.

Y un poco de épica. La banda sonora es tan buena como el resto del juego y ayuda a darle ese toque de aventura que buscaban sus desarrolladores. Melodías vibrantes, solemnes, calmadas o lúgubres, más propias de Call of Duty que de un puzle, acompañan durante toda la partida. No son muy abundantes, pero suenan tan bien que agrada volver a escuchar una que gustó unas pantallas atrás. Destaca el buen uso del volumen para remarcar la presencia de unas composiciones que se adaptan y refuerzan la historia detrás de esta hilera de bolas. También los efectos de sonido, que ambientan aún más allá de lo visual.
Aquí hay algo más. World of Goo es una alegoría de cómo este estudio de dos ve la industria de los videojuegos. El juego está dividido en cuatro capítulos y un epílogo, cada uno coincidente con una estación del año, que reflejan las etapas que vivió este desarrollo. Desde la ilusión inicial que nace como una flor en primavera a la crudeza de un invierno solitario, sin apoyos. Y además, en conjunto, es una crítica a un modelo comercial que lo centraliza todo en torno a las grandes compañías, impacientes por absorber a cada pequeño desarrollador, con sus ideas, para alienarlo y diluirlo en su estructura.
Este mensaje, difundido en frases llenas de ironía y crueldad por el omnipresente Escritor de Señales, ha sido traducido al español por un grupo de fans tras ser rechazado el trabajo inicial que 2D Boy encargó. Por tanto se perdona algún pequeño error y se agradece la confianza en los jugones, destinatarios finales que verdaderamente apreciarán el sabor del título.
¿Qué cómo se juega a esto? Pues sencillamente pulsando el botón ‘A’ (o el ‘B’) para agarrar cada goo y soltarlo en el lugar más adecuado, siempre y cuando esté lo suficientemente cerca de otro goo para crear la estructura. El puntero del Wiimote le otorga la precisión necesaria y lo único que puede incomodar es que un movimiento que salga de la tele hace perder la orientación al juego. Las pequeñas vibraciones serán como caricias a esas bolas inquietas, algo insignificante comparado con la verdadera ventaja de Wii sobre la versión de PC: un multijugador para 4 personas que ayudará a batir récords mediante un trabajo bien coordinado.
Si el juego es entretenido, es adictivo, es inteligente, está bien diseñado, es original, es bello, es épico, es gracioso, permite compartir y hasta tiene mensaje, sólo se puede concluir que 2D Boy ha conseguido crear una obra maestra de lo que debe ser un desarrollo restringido como pide WiiWare. World of Goo es lo máximo que se puede meter en unos 50 Mb, sin renunciar a nada y transmitiendo las mejores sensaciones. Es el camino a seguir por todos esos pequeños estudios independientes y seguro que muchos seguirán su ejemplo.