Tokyo Mirage Sessions #FE
¿Crossover?
Tokyo Mirage Sessions #FE - Análisis
Tokyo Mirage Sessions #FE es el resultado final de la anunciada colaboración entre Atlus y Nintendo para juntar dos emblemáticas sagas de rol nipón, Fire Emblem y Shin Megami Tensei. Después de muchas vicisitudes, al fin llega a nuestro territorio y a continuación desgranamos sus virtudes y defectos.
Un juego de nicho
Antes de empezar a hablar de la jugabilidad propiamente dicha, creo que es de recibo tratar todas las polémicas que han rodeado este proyecto y que pueden hacer que compradores potenciales no le den la oportunidad que merece.
Por un lado tenemos su peculiar planteamiento argumental y temática, que no serán del gusto de todos. Cuando se nos anunció el cruce de las sagas Shin Megami Tensei y Fire Emblem, pocos podríamos adivinar que el resultado sería este. Y es que al final tenemos un JRPG tradicional de Atlus con muy pocos elementos de la serie de SRPGs de Nintendo, que se quedan en detalles sonoros o la aparición de algunos personajes, todo ello con una historia que se ambienta en el mundo del espectáculo japonés. Y es que la premisa de la historia es la siguiente: una dimensión paralela habitada por seres llamados “Mirage” está intentando conquistar el nuestro y los únicos capaces de evitarlo son chicos pertenecientes al mundo del pop, actores y modelos, puesto que son los que poseen la capacidad de poder aliarse con alguno de estos entes y enfrentarse junto a ellos contra los demás. Esto nos lleva a que una agencia de jóvenes talentos resultará ser realmente nuestra base de operaciones y una organización secreta que combate contra esos seres.
Al partir de esta base aparentemente absurda, es posible que a muchos no les resulte atractivo el juego puesto que tanto los personajes como las situaciones que se nos plantean en algunos momentos son excesivamente tópicos y frívolos, hasta el punto de ser incluso algo vergonzantes. Afortunadamente, todo esto queda paliado si nos lo tomamos con humor y se apoya en un apartado artístico francamente cuidado, con un aspecto anime colorido y preciosista que llega a su punto álgido en las impresionantes escenas cinemáticas, realizadas por el mismo estudio que se encargó de las de los dos últimos Fire Emblem. Eso sí, y ya que hablamos del aspecto visual, hay que reconocer que en el plano técnico resulta justito y no dejan de sorprender los frecuentes tiempos de carga para entrar en escenarios de tamaño tan reducido.
La polémica está servida
Tampoco podemos dejar pasar toda la polémica que ha rodeado al título a nivel de censura y distribución.
Por un lado, tenemos que Nintendo ha vuelto a hacer gala de su extrema mojigatería al censurar ciertos aspectos del juego cambiando ropajes de algunos personajes femeninos e incluso modificando el diseño algunas mazmorras para, supuestamente, no ofender al jugador occidental. No es que realmente se note en el desarrollo cuando estás jugando, pero no deja de ser algo que sigue en la preocupante estela extremadamente paternalista que ha adoptado la compañía en los últimos años y, al final, resulta que tenemos un producto capado respecto al original.
El otro tema, como ya he dicho, es la distribución. Es obvio que nos encontramos ante un juego que no va a vender millones y solo interesará a unos pocos. Pero lo que se ha hecho con Tokyo Mirage Sessions #FE parece ir enfocado a evitar que cualquier persona interesada en él tenga muy difícil su adquisición. Para empezar, nos viene en completo japonés con textos en inglés, sin posibilidad de elegir ningún otro idioma. Al ser un JRPG tiene muchísimo texto y, aunque en líneas generales es sencillo y fácil de seguir, puede ser un hándicap para ciertos usuarios. Pero es que, además, resulta que sólo nos ha llegado la edición especial y en una tirada muy limitada que hace que las reservas se agoten en minutos, de forma que resulta muy complicado adquirirlo y al final la única alternativa parece ser la compra en formato digital, algo que no convence a todos y menos a precio completo. Una auténtica lástima que hará que muchos se lo pierdan.