Swords & Soldiers
Posiblemente uno de los mejores juegos de estrategia en tiempo real pensado para consolas.
Swords & Soldiers - Análisis
Cómo cualquier juego de estrategia que se precie, también existirán recursos. En este caso oro y maná. El oro se extrae de minas hacia las cuales hemos de avanzar con nuestro ejército para conquistarlas y que los enemigos que lleguen a ellas no se ventilen en un plis plas a nuestros mineros. El maná se va regenerando poco a poco, pero cada ejército tiene su propia manera de conseguir algo de maná extra. Y es que esta es otra de las cosas geniales que tiene este título, los tres ejércitos que hay (a saber, vikingos, chinos y aztecas) están totalmente diferenciados, son completamente diferentes entre si, y la forma de jugar cambiará de uno a otro, así como la estrategia a seguir. Aunque sí que es cierto que puede que se les haya ido un poquito la mano con los vikingos, sin duda alguna los más eficaces en un primer momento y los que nos llevarán a la victoria más veces en los primeros compases del juego.
Por si fuera poco, el juego cuenta con modo campaña (una campaña para cada raza con diez misiones cada una), un modo escaramuza para un jugador, modo multijugador a pantalla partida y un sistema de logros y desafíos. El único pero que se le puede dar a este apartado es que la inclusión de un modo online habría sido la guinda para un pastel ya de por si muy dulce, ya que estamos ante un juego que si pudiera beneficiarse de algún sistema de descargas (mapas, o inclusive una nueva raza con el tiempo), habría sido sin duda alguna el juego definitivo de WiiWare, al menos para un servidor.
Resumiendo, una joya de WiiWare y de Wii en general. Un juego divertido, para todos pero que los jugones de toda la vida sabrán apreciar de verdad. No esperéis una profundidad como en otros juegos de estrategia en tiempo real como Starcraft, pero tranquilos, encontraréis batallas emocionantes que pueden durar de 2 a 25 minutos, veréis sorprendidos cómo es posible que la novia de vuestro hermano os pueda ganar con total facilidad después de dos partidas (sí, tuve que tirar mi espada a sus pies), y cuando os queráis dar cuenta, si habéis jugado con vuestros amigos, puede que os asoméis por la ventana de vuestra habitación y caigáis en la cuenta de que se os ha pasado toda una tarde. Imprescindible.
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