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Sonic the Hedgehog 4

Vuelve el erizo azul de SEGA al género que le vio nacer tras 16 años en el banquillo. ¿Ha merecido la pena la espera?

Sonic the Hedgehog 4: Episode 1 - Análisis

No lo puedo esconder: Sonic the Hedgehog es uno de esos videojuegos que define mi infancia, y es uno de los motivos por los que esta forma de ocio que a todos nos apasiona define en cierta manera también mi vida. Forma parte de mis más gratos recuerdos con un pad entre las manos. SEGA lo sabe, y realmente éste efecto nostálgico que el juego va a provocar entre esa gran legión de jugones que se han “educado” en esto del ocio electrónico con las anteriores entregas en MegaDrive, se perfila como una de las bazas más importantes en la concepción de éste título.

Y en la historia (breve) que nos sitúa en la acción que se desarrolla en el juego es donde encontramos la primera referencia nostálgica: Tras la destrucción del Death Egg y la consecutiva persecución de Super Sonic al Dr. Eggman a través del espacio para recuperar la Master Emerald, la estabilidad de la isla flotante Angel Island fue repuesta, y la paz volvió a ser restaurada. Sonic, tras su odisea, decide tomarse un respiro para explorar el planeta por su cuenta, sin saber que el Dr. Eggman ha sobrevivido al incidente, y planea restaurar todo su imperio tecnológico en un nuevo intento por sojuzgar a la población mundial.

Análisis Sonic the Hedgehog 4 Episode 1

Todo esto se traduce en un plataformas bidimensional de corte clásico, donde la velocidad se convierte en el eje principal del sistema de juego. Hasta aquí todo normal, y todo encaja en ese aire de revival que rezuma Sonic 4 en todo momento. El problema viene a la hora de ponernos a los mandos, donde la primera sensación que esperamos es volver a recuperar esa jugabilidad clásica de los títulos de MegaDrive, pero no es así. El sistema de control de Sonic 4, en su esquema, es idéntico a las anteriores entregas, es decir, un botón para el salto, y nos movemos con la cruceta; pero en la práctica, la cosa cambia. La inercia, la velocidad, la aceleración, los saltos... las sensaciones son distintas, y esto, unido al añadido del “homing attack” (el ataque aéreo dirigido de Sonic), afecta directamente a la manera de jugar.

Tras la sorpresa inicial, y después de un período de adaptación que no esperamos al tratarse del juego que es, descubrimos que el nuevo esquema de juego es igual de adictivo, frenético, divertido y trepidante que en los juegos clásicos. El ligero descenso en la velocidad general de esta entrega, favorece la sensación del jugador de que todo sigue bajo control, en contraposición a lo que experimentamos en muchos de los juegos del erizo azul; cada vez que fallemos en algún punto, siempre pensaremos que podríamos haberlo mejor, y echaremos la culpa siempre a nuestros reflejos antes que tender a pensar que el trepidante ritmo de juego sólo permite el éxito a través del sistema de “ensayo-error”. Esto compone un sistema de juego completo y bien estructurado, y superados los “prejuicios” iniciales que podemos tener ante lo nuevo, nos encontraremos con un juego realmente divertido en su desarrollo.

Pero esta nueva forma de jugar es lo único realmente rompedor con ese empeño por parte de SEGA de usar la nostalgia como hilo conductor en Sonic 4. El diseño de niveles es otro de los elementos del juego que se sirve del efecto retro; y es que todos los distintos niveles que nos encontraremos a lo largo del juego estar fuertemente inspirados o directamente importados de algunos de los niveles de los clásicos de 16 bits. Y no sólo hablamos de las fases; los enemigos, algunas distribuciones en las plataformas, los artilugios mecánicos del Dr. Eggman que sirven de jefe final de fase, etc... Todo tiene reminiscencias a aquellos Sonic de los 90.