Rune Factory Frontier
Granjeros y Héroes juntos por primera vez en la gran pantalla… Pero sólo en VO.
Rune Factory Frontier - Análisis
En las historias de aventuras siempre estás viendo a los personajes envueltos en situaciones de lo más peligroso para salvar el mundo, proteger a su familia, su hogar... Y la historia siempre acaba con el trabajo bien hecho, el héroe llevándose a la chica y todo volviendo a la normalidad. Pero a nadie le importa qué es lo que el héroe hará el resto de su vida, o cómo fue su viaje paso a paso, cuando no estaba luchando o explorando unas ruinas.
Rune Factory es el retrato completo de la vida de un héroe. Sí, hay monstruos que combatir y una historia interesante de por medio, pero también tienes un hogar en el que vivir, un pueblo con el que relacionarte, una preciosa casa en las afueras con un huerto que necesita cuidados diarios, vecinos que ayudar... Resumiendo: una vida que vivir.
A medida que avanzas en el desarrollo, esta realidad se va haciendo más evidente. Las aventuras que puedas correr son algo secundario, lo que de verdad importa es mejorar tus cosechas y ganar dinero para continuar con tus planes de levantar un pueblo algo abandonado pero lleno de gente con voluntad de seguir adelante. Buscaremos alargar los días todo lo que podamos, ya que nos descubriremos autoimponiéndonos una rigurosa agenda a seguir.
La simple repetición de tareas mejorará nuestras habilidades, gastando menos resistencia y haciéndonos más eficaces en nuestras labores. Realizando favores a la gente del pueblo desbloquearemos nuevas opciones de juego, nuevos objetos para fabricar y mejoraremos nuestra relación con ellos, especialmente con las chicas, con las que podremos formar una familia y sentar cabeza. Lo cierto es que pocas cosas quedan explicadas, por lo que podremos sentirnos perdidos al principio, pero hay que perderle miedo a salir por ahí y explorar. Cuando nos lanzamos a visitar lugares y nos ponemos a conocer gente todo comienza a encarrilarse y a cobrar sentido por sí sólo.
La parte de simulación de granjero se combina hábilmente con la de exploración de mazmorras y el enfrentamiento a enemigos, si bien es cierto que se aprecia mucho más esfuerzo y contenido en la primera parte que en la segunda. Los combates siguen las mismas reglas que los trabajos de granja, con cada ataque consumiendo nuestra barra de aguante, pero con la diferencia de que los tomates no saltarán a nuestra yugular a la primera de cambio. El control en ambos casos no sufre variaciones, con un acceso a los objetos basado en la programación de un menú radial y con un uso vestigial del Wiimote, que abandonaremos rápidamente por los botones de toda la vida.
Las recompensas que obtengamos servirán para mejorar nuestras estadísticas y, a la vez, para aprovecharlas en nuestra granja o mejorar nuestras relaciones con los otros aldeanos.