Rune Factory 4
Después de dos años de retraso llega por fin a Nintendo 3DS Rune Factory 4.
Rune Factory 4 - Análisis
Con más de dos años de retraso tras su lanzamiento en Japón, Rune Factory 4 llega a nuestras Nintendo 3DS con la intención de hacernos disfrutar con esta cuarta entrega del spin-off de la conocida saga Harvest Moon. Entre cultivos y mazmorras nos encontramos frente a un título en condiciones que nos tendrá varias horas paseando y realizando diferentes actividades en la ciudad de Selphia.
Viviendo en Selphia
La historia de Rune Factory 4 comienza sobre un globo aerostático en el que se encuentra viajando nuestro personaje, del que podremos elegir si se trata de un chico o una chica. Tras una aparente misión en las que se nos pide custodiar un misterioso objeto, unos soldados nos atacarán causando que caigamos del globo, aterrizando sobre un palacio que custodia una dragona llamada Ventuswill. La dragona nos confundirá con el príncipe del país, del que Selphia, ciudad donde hemos acabado, esperaba ansiosa una visita. Nuestro personaje, que ha perdido toda la memoria a excepción de su nombre, no tendrá otra alternativa que quedarse como huésped de Ventuswill y convivir con el resto de habitantes hasta descubrir quién es.
Nuestros primeros pasos por Selphia serán los más reminiscentes de la saga Harvest Moon: aprenderemos el uso básico de las herramientas de cultivo, así como de la adquisición de materiales que nos permitirán mejorar estas mismas, o armas que utilizaremos posteriormente cuando vayamos de mazmorras. También aprenderemos recetas que podremos cocinar, tanto para alimentos como para medicamentos.
Todo esto se estructura en un sistema de calendario en el que cada segundo de la vida real se traduce por un minuto en el juego. Cuando llega la noche, podemos mandar a nuestro personaje a dormir, pasando automáticamente a las 6 de la mañana con la energía de nuestro jugador completamente repuesta. Pasado un día, los cultivos crecen, en Selphia ocurren diferentes acontecimientos, o podremos realizar nuevas misiones, de las que hablaremos más adelante.
Por supuesto, Selphia está repleto de vecinos con los que podemos ir haciéndonos amigos según vayamos hablando con ellos, regalándoles objetos o ayudándoles a realizar ciertas tareas. Las conversaciones no variarán mucho durante cada día, y prácticamente todos los vecinos hablarán del mismo acontecimiento una y otra vez por muchas veces que hablemos con ellos. Si nuestra relación con estos vecinos se hace muy estrecha, incluso podremos declararles nuestro amor (sólo si son del sexo opuesto, eso sí) y si todo va bien, poder formar una familia. Cada uno de estos vecinos cuenta además con un rol en el juego, en forma de tienda o servicio: tenemos la tradicional tienda donde adquirir cultivos o alimentos, otra donde adquirir nuevas armas, un restaurante donde adquirir comida o utensilios para prepararla, etc.
Los misterios de las mazmorras
La convivencia en Selphia sólo forma uno de los pilares del juego: el otro gran pilar, mucho más centrado en la historia, nos sacará de la ciudad armados y dispuestos a acabar con todos los enemigos que nos encontremos en nuestro camino. Al sur de Selphia contaremos nada más empezar la partida con un bosque en el que habitan algunas criaturas con las que podemos enfrentarnos para subir nuestro nivel: como cualquier juego de acción que se precie, contamos con unos puntos de ataque, defensa o magia entre otros que debemos subir para ir accediendo a mazmorras y enemigos cada vez más complicados. Tendremos además tres niveles de dificultad que podremos cambiar en cualquier momento del juego.
En ciertos puntos del mapa nos encontramos con las mazmorras en sí, que son las que tienen una relación más intrínseca con la historia del juego. Estas mazmorras poseen un cartel a sus puertas que nos indican el nivel con el que se nos recomienda acceder, así como un punto de guardado. El desarrollo de estas mazmorras es bastante simple, e incluso puede llegar a ser repetitivo: al pasar una serie de salas, acabaremos en manos de un jefe final, que tras derrotarlo nos desvelará un misterio que nos dará paso al siguiente punto de la historia. Esta estructura se repite a lo largo del juego sin apenas variaciones, más allá de la dificultad que suponen los enemigos con los que nos topamos.
Si no nos gusta ir solos a estas mazmorras podremos además reclutar a otros habitantes de Selphia para que nos echen una mano, aunque para ello necesitaremos haber establecido un nivel de amistad adecuado para ello. También podremos amaestrar a algunos de los enemigos que nos encontremos, que luego mantendremos en un establo y que también adquirirán mejores habilidades y nivel según más luchemos junto a ellos. Sólo podremos ir, pese a todo, acompañados por un máximo de dos compañeros, sean humanos o monstruos.