Rabbids Mi Caaasa!!! (Rabbids Go Home)
Los estrafalarios conejos de Ubisoft se vuelven a su planeta en un título alocado y simpático. que pese a su simpleza logra seguir sacando alguna carcajada mientras entretiene de la forma más directa
Rabbids: Mi Caaaasa - Análisis
Teniendo sus orígenes en el alocado mundo del mítico héroe virtual Rayman, los Rabbids irrumpieron en esta nueva generación de consolas en medio de un aluvión de videos promocionales, como parte de una enorme campaña de marketing. La aventura con Rayman no acabó de cuajar del todo, centrándose demasiado en los minijuegos, y alejándose del concepto de aventura plataformera que caracterizaba a la saga. Sin embargo, el carisma de esos alocados conejos secundarios permitió que hasta dos secuelas de ese juego inicial salieran al mercado, todas enfocadas desde el mismo prisma, y ya sin el famoso héroe de cuerpo redondo.
Gracias precisamente a las propiedades exclusivas del control de Wii y DS, fue en las consola de Nintendo donde estos conejos triunfaron tanto en ventas como, también en cierto modo, en críticas. Ahora, esta nueva entrega se olvida de su planteamiento de party game para centrarse en una aventura de corte clásico muy poco convencional.
Los Rabbids llegaron a nuestro planeta para invadirlo, dándose cuenta una vez aquí de que no podían volver al lugar de donde vinieron, como muestra de la famosa inteligencia de la que hacen gala. Durante las pasadas entregas estuvieron sembrando el caos, disfrutando de nuestro planeta, explorando las novedades que éste les ofrecía. Pero ya se han hartado, se vuelven a la Luna. El único problema es que al no tener una máquina capaz de llevarles hasta allí arriba, la única solución posible que se les ocurre es hacer una enorme montaña de porquería que los lleve hasta allí. Esta es la premisa principal del juego: simple y llanamente recorre niveles recogiendo todo tipo de objetos y trastos con el objetivo de construir una mole de 23 kilómetros de altura. Todo ello en un título en el que se critica de una forma irónica a la sociedad de consumo actual.
Por supuesto, no lo harán de forma discreta, sino que aprovecharán esta ocasión para llevar el pánico por última vez a los apacibles habitantes de la tierra. Nos pondremos en la piel de 3 rabbids (completamente personalizables a través de unos pocos y sencillos minijuegos que tendrán lugar dentro de nuestro mando de Wii), que se encargarán de correr frenéticamente por más de 40 niveles en pos de tan loca tarea. Uno de ellos empujará un carrito de la compra, otro irá dentro de este recogiendo los objetos y atacando a los pocos enemigos que osarán hacernos frente; y el otro, y aquí está uno de los puntos graciosos del juego, vivirá en nuestro Wiimando. A este último podremos usarlo como proyectil para destruir ciertos elementos del mapa y encontrar nuevos caminos.
El juego es muy sencillo de controlar: aceleraremos nuestro carrito con el botón A del Wiimando, con el jostick del Nunchuk lo manejaremos. Con el botón C podremos sacar fotografías en cualquier momento de la situación en la que estemos, y a medida que avance la aventura, se irán añadiendo más funciones (no muchas más) a los dos gatillos, como por ejemplo derrapar. Así de sencillo y básico es el control, y tampoco necesita más; con esta premisa básica el título de Ubisoft Montpellier consigue divertir sin más complicaciones.
Rabbids: Mi Caaasa!!! rebosa sentido del humor por todas partes. Y es que en la sociedad totalmente controlada que se nos presenta en el juego, estaremos constantemente oyendo a las personas que nos rodean o mensajes por megafonía, a cada cuál más disparatado, y eso sí, total y perfectamente doblados al castellano. Por otro lado, parece que los efectos de sonido del juego han sido sacados de las series más disparatadas de dibujos animados: chillidos de gatos, pedorretas, arcadas, bofetadas, derrapes, aullidos lastimosos de perros, gritos... sin olvidar el ya archiconocido grito de guerra de los protagonistas, ¡¡Bwaaaaaaaaaaagh!!, que oiremos bastante a menudo, y que incluso servirá para aturdir a nuestros enemigos. Por último, no se puede hacer otra cosa que alabar la sobresaliente banda sonora de la que goza el juego en todo momento: no sólo el tema principal cantado por los Rabbids es pagadizo y simpático, o la estridente y chillona música de la charanga que nos acompañará tanto a principio como a final de cada nivel, sino que el elenco de canciones de rock clásico de los años 50 ayudan a redondear toda la experiencia estética del universo en el cuál se desarrolla este título.