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Project Zero: Maiden of Black Water

 El terror se adueña del GamePad.

Project Zero: Maiden of Black Water (Wii U) - Análisis

No luce mejor en persona

Los trailers que han ido amenizando la espera en Occidente no han estado exentos de debate y han dividido a los jugadores sobre la dudosa calidad visual que atesora el producto. Es cierto que muchos juegos de Wii U se ven mejor en movimiento, pero ahora ya se puede afirmar que Project Zero: Maiden of Black Water se encuentra entre dos generaciones. No es un título de Wii: los escenarios son muy detallados, sólidos, cumplen su función con creces y con el paso a la alta definición no ha abandonado esa estética a caballo entre el anime y la realidad, firma inequívoca de esta serie. Todo es mucho más grande e invita a perderse y a buscar entre sus rincones objetos que puedan ser de utilidad más adelante hasta el punto que algunos de sus emplazamientos abandonan la linealidad que tanto caracterizaba antes a Project Zero.

Pero en conjunto tampoco funciona como uno de la actual generación, con personajes sin alma, de movimientos robóticos, tirones en algunos escenarios y algunos elementos que en conjunto necesitan más trabajo (siendo el agua el que reclama más atención). Los enemigos más importantes presentan un alto grado de detalle, pero los más comunes están realizados con poco esmero y sus texturas son muy pobres, máxime cuando muchos de ellos permanecen estáticos bastante tiempo.

Nada de eso impide que este Project Zero se haya convertido posiblemente en el más explícito hasta la fecha. Aunque se intuía en el tráiler inicial, presentado en el lejano abril del 2014, es ahora cuando se confirma que esta entrega presenta algunas de las escenas más macabras jamás vistas en la saga (sin llegar a las vísceras) dejando poco lugar a la imaginación. Como curiosidad, este cambio de planteamiento, que a buen seguro pillará de sorpresa a más de un veterano, viene de parte de la misma Nintendo como añadido para poner a prueba los nervios de acero del jugador, así como la inclusión de algunos detalles sensuales que resaltan cuando las protagonistas se mojan.

Si bien estas nuevas secuencias complementan a las ya existentes para dar forma al argumento, gran parte del mismo se encuentra en numerosos textos y escritos repartidos por los distintos escenarios; redacciones de varios personajes secundarios que exponen sus experiencias e ideas. En anteriores entregas se colocaban al azar para que el jugador pusiera orden en su cabeza, pero en esta ocasión todos los textos hacen referencia a los eventos que ocurren en ese instante.

La historia más lenta jamás escrita

Hay que reconocer que, aun siendo entretenido, la historia de Project Zero: Maiden of Black Water es demasiado laxa y lenta. No da demasiados alicientes a continuar y en ocasiones parece que los textos que hay en el suelo estén escritos más para justificar lo que se hace que para explicar el por qué de los eventos. En ese sentido denota la sensación de haberse desarrollado el juego al principio para más tarde dar un sentido a todo el conjunto al más puro estilo ‘Nintendo’. ¿Es un problema? Siendo uno de los pilares más importantes y característicos, esa falta de profundidad argumental hace el título innecesariamente largo (con hasta veinte horas de duración si se juega con calma y en modo normal) y tiene poco atractivo.

Es posible que eso justifique los cambios en el sistema de capítulos, ahora más parecido al esquema de misiones de Luigi’s Mansion 2. Al comenzar cada misión se pregunta al jugador por la dificultad y se da acceso a una tienda donde se puede adquirir objetos en base a la puntuación conseguida. Este planteamiento resulta extraño la primera vez, pero es innegable que aporta más flexibilidad dada la opción de poder retroceder en cualquier momento para completar objetivos pendientes, cambiar la dificultad, o repetir misiones para adquirir puntos que permitan mejorar las opciones de la cámara y con esa premisa regresar para batir a los jefes finales que se resistan.

Con sus luces y sombras Project Zero: Maiden of Black Water llega con un detalle que no deja a nadie indiferente: inexplicablemente está en inglés cuando el resto de sus entregas (exceptuando la cuarta parte) están en castellano, excluyendo de un plumazo todos aquellos que desconozcan o tengan dificultades con la comprensión del idioma debido a la gran cantidad de textos disponibles sobre los que se sustenta la narrativa. Algunos de los personajes hablan demasiado rápido y no hay opción de pasar los diálogos de forma manual, así que en ese sentido también es necesario ser ágil. No hay vuelta de hoja acerca de este tema, pero aún resulta extraño que ocurra algo así en un título distribuido por Nintendo.

Llegados a este punto, ¿realmente ha cumplido el director con la premisa de hacer la experiencia Project Zero: Maiden of Black Water un juego nuevo para los veteranos? La respuesta es directamente un no rotundo. Se acomoda en las bases de siempre, pero realiza algunos cambios para dar cobijo a aquellos que jamás han tocado un capítulo de la saga. Posiblemente sea de los pocos juegos de Wii U que da sentido al GamePad de la misma forma que lo hizo en su momento Nintendo Land, con un argumento mucho más ordenado y unos escenarios enormes que invitan a perderse entre ellos. Pero, para su legión de fans es el mismo de siempre con una mejora gráfica que no hace justicia a la consola y sin traducción al castellano. No es malo, pero tras trece años y cinco entregas a sus espaldas, la fórmula empieza a mostrar un desgaste que juega en su contra. Aquí llega en una tirada física limitada especial por lo que si no hay suerte en su adquisición no hay otra que adquirirlo en la eShop.