Prince of Persia Las Arenas Olvidadas (The Forgotten Sands)
Trabajado en exclusiva para Wii siguiendo la fórmula del éxito de los 128 bits.
Prince of Persia: Las Arenas Olvidadas - Análisis
Durante la pasada generación, Ubisoft sorprendió al recuperar la vieja franquicia de Prince of Persia con un resultado muy positivo. Se sacó de la manga una trilogía de gran calidad que aún no ha repetido en las consolas de hoy en día. Tras probar un estilo algo diferente en las consolas de alta definición, el lanzamiento de la película de Las Arenas Olvidas ha sido la excusa perfecta para volver al viejo estilo poligonal, al Príncipe con puzles, lucha y movimientos acrobáticos, dejando de lado el film.
En lo que nos toca, Wii, hay que mirar a Ubisoft Québec, que se ha encargado de crear un videojuego propio, exclusivo, que muy pronto deja ver que ha sido pensado para aprovechar las funciones de esta consola de forma razonable y que tiene mimo suficiente en contenidos y detalles.
Lo primero que difiere del resto es la historia. En esta versión, al Príncipe se le antoja tener un reino con princesa incluida, y qué mejor para meterse en líos que hacerse con uno abandonado y poseído por el Haoma, el mal reencarnado en plantas y monstruos. El problema es que parece que Ubi ha querido darle bastante peso a este aspecto, pero no ha sido capaz de transmitirlo con toda su potencia. El protagonista irá siguiendo el camino marcado por un hada que le acompaña, le guía y le otorga todos los poderes. Y mediante sus conversaciones, dobladas al castellano, van introduciendo personajes, motivaciones, escenarios y objetivos. Algunas con escenas de vídeo producidas con el motor del juego y las otras durante la propia aventura. Pero sea como sea, no da la sensación de continuidad ni se ubica al jugador de forma correcta. No afecta a la jugabilidad, pero rompe el ritmo y no engancha como podría.
De ahí en adelante, todo es jugar y disfrutarlo. Como es costumbre, el título mezcla puzles y algo de exploración con batallas; y por suerte, abunda mucho más lo primero. Los escenarios están perfectamente divididos entre pasillos y salas que atravesar para poder continuar el camino. Pero no será tarea fácil, porque para poder lucirse, el Príncipe utilizará todo su repertorio de saltos, escaldas, agarres, carreras por las paredes y las nuevas habilidades especiales exclusivas en Wii. Los poderes para crear corrientes de energía hacia arriba, asideros en las paradas y una bola de energía sobre la que flotar ya las explicamos en las impresiones, por lo que no vamos a repetir cómo funcionan. Pero sí hay que juzgar estas tres enormes adiciones. Son las que rompen la monotonía y las que te hacen pensar en cómo utilizarlas. Además, son muy fáciles de utilizar gracias al puntero del Wiimote, marcando la diferencia con el resto de versiones.
En los pasillos el avance será más rápido y alocado, con poco que pensar, ya que el auténtico reto de Las Arenas del Tiempo está en las salas, pantallas más altas que largas que cruzar aprovechando barandillas, muros, grietas en paredes y otras estructuras que sirven de plataforma o apoyos. El camino a seguir estará marcado por esferas amarillas, que además sirven como trozos de vida extra, por lo que no habrá pérdida, y si hubiese algún problema, el botón "-" ofrece una visión cenital e incluso hay alguna pista.
El diseño de los puzles es bueno, con bastante variedad en la combinación de los recursos para que no de sensación de repetición. La inclusión de las habilidades especiales irá complicando la partida, porque el jugador tendrá cada vez tarea a su cargo en escenarios más abiertos y libres (incluso hay un logro que premia al que se salta los caminos marcados y se inventa su recorrido). En alguna ocasión, el cambio es radicalmente opuesto, obligando a superar zonas en perspectiva 2D y sin posibilidad de mover la cámara, haciendo un guiño precioso al origen de esta serie.